Quizá sea pecado venial, pero no había visto aún Four Rooms. Todos tenemos alguna laguna cinematográfica y Four Rooms era una de las mías (hasta ayer). Soy un reconocido fan de Tarantino, un curioso personaje que afirma que de no ser cineasta tendría que ser asesino en serie y dicen algunos expertos que el pequeño fragmento que escribió para esta película es la muestra más genuina del cine de Tarantino.
Four Rooms son cuatro historias desarrollándose en cuatro habitaciones de un mismo hotel, en Nochevieja. Cada una de las historias está escrita y dirigida por un guionista diferente, aunque yo sólo conozco a los de la tercera (Robert Rodriguez) y al de la cuarta (Quentin Tarantino).
El fragmento de Rodriguez, The Misbehavers es una historia in crescendo tanto en tensión como en humor, como suelen ser sus películas, y con un final verdaderamente de traca con el momento más divertido de toda la película. No obstante no es para pasar a los anales de la historia del cine.
Pero el fragmento de Tarantino, protagonizado por el propio Tarantino (cosa extraña ya que suele adjudicarse a sí mismo papeles secundarios), es absolutamente sensacional. Plagado de diálogos tensos, rápidos, densos y difíciles de procesar en tiempo real tan propios de Quentin es una especie de despropósito que trata en principio sobre nada, alrededor de la visita del botones a la suite presidencial, ocupada por un magnate del cine, que junto a unos amigos pasadísimos de alcohol en Nochevieja, llaman al botones para llevar a cabo una curiosa apuesta. Hasta aquí puedo leer.
No obstante lo mejor de Four Rooms no es el fragmento de Rodriguez, ni el de Tarantino, ni la genial banda sonora de Combustible Edison que a mí me suena justificadamente a anuncio de Citroën. Por supuesto no es la fugaz (aunque divertida) aparición de Antonio Banderas ni la petarda de Madonna haciendo de bruja pasada de rosca. Ni siquiera es la morbosa Valeria Golino (que estaba mejor en Hot Shots) o la deliciosa Marisa Tomei. Lo mejor es sin duda Tim Roth en el papel del espasmódico y caricaturesco botones Ted, que hace de hilo conductor con la suficiente potencia como para cohesionar cuatro historias de otro modo prácticamente inconexas salvo por el hecho de desarrollarse cada una en una habitación de hotel. Roth se sale en esta película. Soy un admirador de Roth desde Reservoir Dogs a los anuncios de H&M pero sin duda la interpretación del histriónico botones de Four Rooms es su papel más genuino con una sensacional interpretación con un estilo muy fesseriano que bien podría imitar a Pepe Viyuela.
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