- Buscar la armonía estética, cromática y facilidad de lectura. Fuera colorines y tipografías que requieran un esfuerzo para reconocer una A. Hay gente que no comprende que determinadas tipografías sólo sirven para escribir una palabra, no una masa de texto.
- Adecuar la tipografía al medio. Sobre papel se leen mucho mejor las tipografías con serifa, pero en pantalla las serifas son contraproducentes en un tamaño de 12pt o inferior porque las resoluciones de pantalla que manejamos hoy en día aún son demasiado bajas.
- No usar una colección enorme de tipografías en un texto. Aunque parezca que queda bonito, no es así. Además hay que intentar armonizar (de nuevo la armonía entre nosotros) las diferentes tipografías. En este decálogo recomiendan cuatro como máximo, a mí incluso me parecen muchas.
- No instalar muchas fuentes en el sistema. Aunque con un buen equipo esto tiende a notarse cada vez menos, es bien cierto que una buena colección de tipografías puede ralentizar el arranque del mismo. Lo mejor es usar un gestor de fuentes que permite organizar, ordenar, instalar y desinstalar las fuentes en función de cuándo se necesitan o se dejan de necesitar. Al margen del que recomiendan en el decálogo, el que yo uso (y recomiendo) es Extensis Suitecase.
- Clasificar las fuentes que uno no tenga instaladas. Yo llevo enganchado a la tipografía unos 15 años, pero estoy seguro de que cualquier humano, aun no siendo asperger, puede engancharse a esto, lo que ocasiona que uno almacene ingentes cantidades (varios miles) de tipografías. Para organizarlas también sirve el programa que he recomendado antes.
- Aprender de los maestros. Por supuesto esto vale para cualquier aprendizaje. Si quieres hacer algo bien, fíjate en cómo lo hacen quienes llevan años haciéndolo bien y copia. Ya tendrás tiempo de innovar cuando llegues a su nivel. Sacan una pequeña muestra de los tipos más empleados por los profesionales, entre los que no está la fuente con la que los elegidos ven este blog: Frutiger Linotype. Aunque esta ausencia me halaga, sé que es una fuente muy exclusiva y además de fácil lectura y muy bonita, además de original y poco trasegada.
- Usa fuentes estándar para documetos no impresos. Esto es fundamental si prevés que tu documento va a ser visualizado en un ordenador que no es el tuyo, y en el que previsiblemente no estarán instaladas las fuentes preciosas que tú has utilizado. Si es un PDF o un Word siempre puedes incrustar las fuentes en el documento (so pena de aumentar dramáticamente el "peso" del documento), pero si va a ser una web esto no es posible, de modo que aunque uses una fuente exclusiva (como hago yo en este blog), ten en mente siempre fuentes alternativas y maqueta el mismo pensando en esas otras fuentes (como hago yo en este blog).
- Modérate en el uso de mayúsculas, negritas, subrayados, justificados etc. Los espacios entre palabras no siempre se interpretan bien por los ordenadores, especialmente en los navegadores web.
- Aprender a usar tus herramientas. Si tienes una herramienta potente como lo es un procesador de textos, no la uses como si fuese el Bloc de notas. Aprende a usarla (cómprate un libro por pocos euros) y utiliza su potencialidad. Tus textos ganarán en facilidad de edición, de lectura y en calidad visual.
- Y la última recomendación del decálogo, que resulta fundamental. ¡Jamás uses Comic Sans!
Yo he llegado a la desesperanzadora conclusión de que el buen gusto no se enseña. Se tiene o no se tiene, pero si un loro puede decir palabras aunque no sepa hablar, creo firmemente que alguien con mal gusto y nulo sentido estético puede aprender ciertas pautas de buenas prácticas y repetirlas siempre aunque no les encuentre sentido.
(En http://blog.faqoff.org/ vía Microsiervos)
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