30 abr 2007

Lo normal es ser pobre

En negro, áreas de conflicto generalizado. Como iconos, conflictos localizados.

Me resulta curioso constatar, en mis conversaciones diarias con unos y otros, con qué facilidad la gente utiliza términos y crea realidades. Evidentemente esto es amplísimo, así que me centraré en lo que la gente llama "lo normal", sin querer referirme en concreto a la "gente normal" que Rajoy encuentra en sus manifestaciones.
Si entendemos por "normal", la norma, es decir, lo más común. En ese caso "lo normal" es tener una esperanza de vida en torno a los 45 ó 50 años, caminar unos kilómetros para llenar un cubo de agua de un pozo, y morir de alguna enfermedad infecciosa que sería fácilmente curable, pero cuyo remedio sólo es accesible para unos pocos "anormales" del Primer Mundo. "Lo normal" es que no tengas trabajo, o que si lo tienes ganes una miseria vendiendo tus productos al mismo grupo de "anormales" del Primer Mundo que aumentarán el precio que te pagan a ti por mil antes de venderlo en su primer mundo. Lo normal será que tu país, si tienes la suerte de no estar en guerra, esté gobernado por una panda de corruptos sobornados por los "anormales" mencionados, a quienes les interesa que no prosperes, ya que si prosperas, querrás comprarte un coche y gasolina, y encarecerás "su petróleo". Igualmente es "normal" que tus hijos comiencen a trabajar en torno a los 8 ó 10 años, ya que es la única forma de sostener a la familia, y eso implica que no vayan a la escuela, con lo que "lo normal" es que acaben con un nivel de alfabetización más que deficiente. Admitiré que no es lo normal, aunque sí frecuente, que si vives en un país en guerra esos mismos niños corran el riesgo de ser secuestrados por una guerrilla o grupo paramilitar y sean entrenados como niños soldado por medio de lavados de cerebro y adicción a drogas, con lo que ello conlleva de destrucción de la persona y desarraigo de su entorno, aunque si eso sucede, lo más probable es que a ti te hayan matado en el secuestro.
Pero la gente tiende a pensar que el planeta entero no es sino una extensión de su barrio.
Según diversas fuentes consultadas en el mundo hay cerca de una treintena de conflictos activos, a saber, con su fecha de inicio:
  • Guerra de Afganistán, conocida bajo el eufemismo "Operación Libertad Duradera" (2001)
  • Guerra contra al-Qaeda. Cruzada a nivel mundial de EE.UU. contra un enemigo del que no sabe dónde está. De momento va perdiendo EE.UU. (1998)
  • Conflicto Civil de Argelia. La elección en la primera vuelta de las elecciones de 1992 del candidato integrista del Frente Islámico de Salvación levantó al ejército en un intento de frenar el aumento del extremismo islámico y finalmente desembocó en una guerra no declarada que enfrenta al Ejército Islámico de Salvación y al Grupo Islámico Armado. (1992)
  • Guerra de Baluchistán. En Pakistán, contra los separatistas baluches. (2003)
  • Guerra civil en Burundi. Contagiada desde Ruanda. El gobierno de Burundi contra los rebeldes Hutus. (1994)
  • Motín del ejército republicano centroafricano (C.A.R.A.). Una merienda de negros que enfrenta a esta organización paramilitar contra el gobierno de la República Centroafricana, Libia y rebeldes de Congo. (2001)
  • Guerra de Cachemira. Conflicto enquistado entre los indios musulmanes (Pakistán) y los indios hindúes (India), y a los propioes cachemires por la posesión de la región montañosa de Cachemira. (1947)
  • Rebelión de Chad. Como consecuencia de la Guerra de Darfur (ver más abajo), mercenarios sudaneses y rebeldes de Chad se enfrentan al tropas Gobierno y a la ayuda de Francia. En la actualidad el gobierno sólo ejerce control en las ciudades. (2005)
  • Guerra de Chechenia (o Segunda Guerra de Chechenia). Separatistas chechenos vs. Gobierno ruso. (1999)
  • Guerra civil colombiana. Grupos paramilitares marxistas y cárteles de la droga contra el Gobierno colombiano y EE.UU. (1964)
  • Guerra de Darfur. La región sudanesa de Darfur reclama su independencia contra el Gobierno sudanés, que emplea las milicias árabes "Janjaweed" para realizar alegres genocidios y quema de aldeas en la zona masacrando a la población civil que es perseguida hasta la vecina Chad, consiguiendo extender allí el conflicto. (2003)
  • Guerra etíope-somalí. Un conflicto bastante complejo que enfrenta al gobierno internacionalmente reconocido de Somalia apoyado por Etiopía en contra del gobierno de transición, que ya estaba en guerra contra Unión de Cortes Islámicas, un grupo que se hizo con el control de la capital, Mogadiscio, en 2006 mediante un pacto con los señores de la guerra locales. (2006)
  • Guerra regional de Guinea Conakry-Liberia-Sierra Leona. Los conflictos civiles de Liberia y Sierra Leona se suman a las disputas fronterizas entre ambos países y Guinea Conakry donde la población civil de la zona a ambos lados de la frontera sufre los desmanes de las milicias enemigias y de sus propios paisanos. (1992)
  • Conflicto de límites entre India y Bangladesh. Un nuevo episodio de un viejo conflicto consecuencia de la herencia de la dominación británica de la zona, desde la "partición de la India". (2001)
  • Guerra Civil de Irak. También conocida por el eufemismo "Operación Libertad Iraquí" (este sí que es de traca), y que no es sino la guerra civil conscuencia de la destrucción brusca de las estructuras de poder provocada por el abrupto derrocamiento del régimen de Sadam Husein por la coalición de EE.UU., Reino Unido y España. En la actualidad milicias suníes, chiíes y guerrillas de al-Zarqawi (al-Qaeda) se enfrentan entre sí y a su vez mantienen en jaque a la coalición internacional de EE.UU., Reino Unido, y otros países, además de al propio gobierno Iraquí que no ejerce ningún control sobre el país. (2003)
  • Guerra palestino-israelí. Otra perla de la descolonicación británica. Tras la Segunda Guerra Mundial y con el beneplácito del Reino Unido, judíos provenientes de multitud de países del "primer mundo" se establecieron en Palestina desequilibrando el delicado equilibrio demográfico, religioso y de poder existente en la zona y apropiándose de la tierra de la población local de ese momento, fundando una nación surgida de la nada y provocando una serie de conflictos armados de independencia por parte de la población Palestina. (1948)
  • Conflicto sirio israelí. Otra cara de la misma moneda que el caso anterior, y que mantiene la disputa por la ocupación israelí de los Altos del Golán, desde donde Siria lanzaba misiles a la llanura israelí. (1948)
  • Guerra Civil de Costa de Marfil. De una parte rebeldes musulmanes, y de otra parte el Gobierno de Costa de Marfil con la inestimable ayuda de fuerzas "de paz" francesas que apoyan descaradamente al gobierno, se enfrentan en una guerra que en los últimos tiempos ha perdido intensidad. (2002)
  • Conflicto coreano. Desde hace más de medio siglo de la conclusión de la Guerra de Corea (provocada por las bavuconadas de EE.UU. y la URSS tras la Segunda Guerra Mundial), la República Popular Democrática de Corea (que es bastante impopular y bastante andidemocrática) sigue realizando incursiones esporádicas en el territorio de su hermana del sur, así como escaramuzas navales y actos terroristas perpetrados por grupos infiltrados en Corea del Sur (1950)
  • Conflicto de Kosovo. Si bien en los últimos tiempos se ha relajado, la tensión en la provincia serbia de mayoría albanesa de Kosovo sigue obligando a la ONU a mantener el gobierno de la zona manteniendo apartadas a las instituciones serbias. (1989)
  • Alzamientos albaneses en Macedonia. Mantiene enfrentados al Gobierno de Macedonia con grupos independentistas albaneses que reclaman su independencia en unos casos, y la unión a Albania en otros, y que (2001)
  • Guerra Civil de Nepal. Uno de los pocos países del mundo que jamás han sido invadidos (junto con su vecino Bhután) se ve inmerso en una guerra que enfrenta a las tropas del rey absolutista Gyanendra (que reina por una sospechosa carambola) contra la guerrilla marxista-maoísta apoyada desde China. (1996)
  • Alzamientos chinos en Islas Salomón. Descendientes de emigrantes chinos se enfrentan al Gobierno de las Islas Salomón, apoyado por Australia y Nueva Zelanda. (2006)
  • Rebelión musulmana en Tailandia. Separatistas musulmanes contra el Gobierno tailandés en un conflicto que se extiende por las zonas rurales de la frontera con Myanmar (antigua Birmania) en una nueva entrega de un conflicto que dura desde la década de 1970. (2003)
  • Conflicto de límites entre Tailandia y Myanmar. Guerra de baja intensidad que enfrenta con cierta regularidad a los citados países cuando alguno muestra signos de debilidad, como ocurrió con la Guerra Civil de Myanmar en 2001. (2001)
  • Inestabilidad en Indonesia. Numerosos enfrentamientos de guerrillas extremistas musulmanas que se enfrentan de forma desorganizada contra el Gobierno indonesio han conseguido inestabilidad en numerosas partes del país, y algunos éxitos como la independencia de Timor Oriental en 2002. (2001)
  • Inestabilidad en Senegal. Numerosos problemas internos de superpoblación, independentistas de la región de Casamance y fronterizos con Mauritania empañan la relativa estabilidad del proceso democrático de Senegal desde hace casi 30 años. (1979)
  • Guerra de Waziristán. El Gobierno de Pakistán contra una coalición más o menos formal entre Talibanes y al-Qaeda, además de otros grupos extremistas musulmanes, como consecuencia de la desestabilización de la vecina Afganistán en 2001. (2003)
Seguramente me deje alguno en el tintero. Además, podemos hablar de crisis de derechos humanos, demográficas, étnicas, hambrunas etc. en Zimbabue, Angola, Nigeria, Sáhara Occidental, México, Sri Lanka, Filipinas o Nagorno-Karabaj, por citar los más relevantes, sin dejar de mencionar el resto de países del gran sudeste asiático, África y Latinoamérica cuya población vive en su mayor parte, en condiciones de vida realmente lamentables. Esto es lo normal. Tres cuartas partes de los seres humanos de este planeta vive así porque no tuvieron la suerte de nacer en el Primer Mundo.

22 abr 2007

Mate

Mi mate recién cebado
Uno de los elementos que caracteriza, aunque no en exclusiva, a Argentina es el mate. En el ajeno, el mate produce una mezcla de perplejidad y desconfianza originada en el desconocimiento. Es francamente divertido contemplar en el desayuno del hotel, cómo un turista alemán te mira atónito tras su tostada mientras bebes de tu mate, en ocasiones incluso suponiendo que es algún tipo de droga. La curiosa parafernalia del mate (mate, yerba, bombilla y termo) provoca una fascinación que desde luego a mí me gusta presenciar desde dentro.

Por supuesto el "círculo del mate" cuenta con una jerga abstrusa y críptica cuya única finalidad es dejar boquiabierto al no iniciado. El mate, además de la infusión propiamente dicha, es el recipiente donde se toma la bebida, y si es de calabaza, se puede llamar porongo. La yerba, es la hierba con la que se hace la infusión, pero en el castellano del siglo XVI se decía yerba, así que ese pobre sustantivo se quedó anclado en el tiempo con la forma arcaica. Lo curioso es que en Argentina los jardines tienen hierba, pero la del mate no, esa es yerba. Sigo: La bombilla, además de ser ese objeto para alumbrarnos la noche oscura, también es la cañita generalmente de metal, que se emplea para succionar la bebida. En el extremo inferior tiene un filtro que impide que las hojas trituradas de yerba lleguen a nuestro esófago y nos hagan asfixiarnos. La pava no es más que una tetera normal y corriente donde se calienta el agua. Cebar el mate es simplemente echarle agua caliente para infusionar, y si uno hace gala de los mejores modales que aprendió de pequeño, y cuando le ofrecen el mate responde "gracias", no le volverán a ofrecer, ya que sólo se dice "gracias" cuando el mate que se acepta es el último que se desea.

Si le preguntamos a algún fanático del mate, lo más probable es que nos cuente que la yerba mate tiene propiedades que la asemejan más a las espinacas de Popeye que a cualquier otra infusión. Lo cierto es que la comunidad científica no se pone de acuerdo con los efectos que tiene esta bebida en el organismo. La cultura popular afirma que quita el hambre (lo cual es normal cuando se bebe gran cantidad de agua, y el mate es en esencia eso), pero lo que sí es constatable es que quita el sueño, es estimulante, y tiene un efecto laxante verdaderamente rayano en lo milagroso. Probablemente el efecto laxante sea el mismo bebiendo agua caliente sin infusión alguna. Lo que diferencia al mate de otras infusiones en este sentido es que cuando uno toma una manzanilla suele tomar una tacita (unos 15 ó 20 cl) mientras que cuando uno se pone con el mate es fácil meterse el termo entero sin darse ni cuenta (75 ó 100 cl). Y claro, un litro de agua bien calentita "baja sin tocar las paredes" como diría mi amigo Manolo Campuzano, sevillano él. Respecto al efecto estimulante, teniendo en cuenta que tiene cafeína (llamada mateína por los devotos), y habida cuenta la dosis brutal antes mencionada, el efecto es equivalente a meterse un litro de café cargadito, aunque no se suele beber mate por la noche. Otra de las propiedades que parece tener, es el efecto diurético. En efecto bebiendo mate se mea la mar de bien, y esto parece haber salvado a los gauchos de quedar inválidos por gota a pesar de alimentarse casi en exclusiva de bifes de vaca y otros deliciosos cortes de carne roja a la parrilla. Por otro lado, una tradicional ventaja del mate, aunque hoy en día tiene menos importancia, era que bebiendo mucho mate se bebía menos agua o nada en absoluto, y de ese modo se ingería inadvertidamente agua desinfectada por el proceso de hervido del agua del mate. Algunos dicen con sorna que esta fue una de las razones de que en Argentina los criollos ganasen la guerra de la independencia contra España, ya que los soldados españoles no bebían mate sino que bebían agua de los ríos sin hervir, y ya se sabe que con cagalera es muy difícil pegar tiros.

No obstante lo dicho muchos dicen (y yo lo suscribo) que el mate no es sino un pretexto para socializar (como si los argentinos necesitasen pretextos para socializar...) No hay sensación más gratificante que ser invitado a una rueda de mate, donde el cebador va cebando y pasando el mate a cada uno de los presentes (que han de apurar el mate sorbiendo por la bombilla "hasta que suene" antes de devolverlo al cebador) mientras se disfruta de una agradable conversación sobre cualquier tema. Esto es todo un rito fascinante en el que da gusto verse inmerso. El mate hermana y aúna. Allá donde uno va en Argentina se encuentra agua caliente para el mate. Bien en autoservicio, bien pidiéndola en cualquier lado, hotel, bar, cafetería, gasolinera, casa particular... Lo mismo pasa con la yerba, a nadie se le niega un puñado suficiente para una o dos cargas. Si entre los presentes al iniciar una rueda hay varios mates o bombillas se miran, se comparan, se alaban los del prójimo admirando sus repujados, labrados o tallados, y finalmente se escoge uno de los existentes para disfrutar de unos mates tras comprobar, eso sí, que se va a poner yerba compatible con el mate, porque la yerba deja sabor en el mate en una especie de mágica simbiosis en la que el sabor de lo que uno bebe procede tanto de la yerba como del propio recipiente, que también pone de su parte si es de madera o calabaza.

El mate es toda una ciencia, todo un arte, o toda una devoción, según se mire. Hay materos para todos los gustos. Los puristas, lo toman amargo (cimarrón) y por supuesto, Rosamonte o Taragüí. Las hay que cuidan su figura con yerba CBSé SILUETA, y aquellos blandengues que no toleran el amargor y deciden añadirle azúcar padecen el repudio de todos los demás. A los niños se les da cebado con leche en vez de con agua, y eso sí, a ellos con azúcar porque son niños... Si la yerba suscita diferencias, con el mate pasa tres cuartos de lo mismo. En las zonas más materas (ambas orillas del Río de la Plata y del río Paraná) se prefieren mates de calabaza y de boca ancha (mejores, según los expertos, pues en ellos se maneja más cómodamente la bombilla). En las pampas a la calabaza se le deja un agujero más pequeño, y ya en la Patagonia es normal encontrarlos con tapa que evita que la adversa climatología enfríe la infusión. La calabaza puede estar recubierta de cuero, o incluso de escroto de toro. Los hay de madera de palosanto, de aluminio, de cerámica o de cristal. Los tienes exóticos hechos con una pezuña de vaca (de tan mal gusto como los ceniceros hechos con la mano de un gorila, a mi entender), o con un cuerno de vaca. En la época colonial llegaron a ser de plata como si de un cáliz se tratase. Con la bombilla (el instrumento con el que se bebe) pasa más o menos lo mismo. Las hay redondas, planas, de cucharita, de muelle y autolimpiables. A mí me dijo una purista que las mejores era de cucharita (modelo brasileño) o en su defecto, plana, pero imprescindible que tenga muchos agujeros para que chupe bien.

La primera toma de contacto con el mate no suele levantar pasiones. Yo recuerdo mi primer cubata y casi me caigo de culo (y eso que fue flojito y de buen ron), y cuando me tomé mi primera cerveza me pregunté cómo coño "los mayores" podían alabar aquella meada espumosa y tan amarga. Pues bien, al mate le pasa igual. Es amargo como su puta madre pero como pasa con otras bebidas, uno se acostumbra y acaba cogiéndole el gustillo... o no. Lo cierto es que un experto te prepara tu primer mate. Observas absorto con atención los pasos, se echa la yerba en el mate, se le quita el polvillo que suelta la yerba sacudiendo el mate, se apila la yerba contra una de las paredes y en el hueco que queda en la pared opuesta se mete la bombilla bien a fondo. Mientras tanto el agua se calienta en la pava y cuando está a punto de hervir (en teoría a 84 ºC), se echa en el termo para que mantenga la temperatura, y entonces se ceba. Primero un poquito, para que la yerba absorba el agua, y finalmente hasta arriba siempre por el lado de la bombilla para que la yerba no se lave. Algunos escupen el primero o los dos primeros mates pues su sabor es extremadamente amargo, otros más valientes se someten con gusto al calvario de una astringencia extrema en esas primeras rondas. Mientras tanto el neófito observa pasmado la ceremonia que nada tiene que envidiarle a la japonesa del té. El matero toma el primer mate o lo escupe según se ha narrado, y cuando considera que todo está correcto, ceba un mate y te lo pasa. La primera vez coges el misterioso recipiente casi como si fueses a entrar en una hermandad secreta, casi con miedo. Te acercas la bombilla a la boca y chupas... Y en ese momento no sabes qué te jode más, si haberte abrasado la lengua con agua hirviendo o el amargor que baja raspando como si te hubieses tragado papel de lija. Y te ves transportado a cuando tenías trece años con tu primera cerveza, y te preguntas qué coño verán estos "zumbaos" argentinos en algo tan atroz. El caso es que yo siempre digo que ninguna cultura del planeta es masoquista, y si en algún sitio comen escorpiones a la brasa será porque están ricos, y yo los pruebo. Y por la misma razón si millones de argentinos, bolivianos, paraguayos, uruguayos, chilenos y brasileños beben mate, será porque acabas cogiéndole el gustillo. Así que decides darle otro sorbo. Y ya no es tan terrible. Al tercero empieza a gustarte... Al cuarto estás enganchado...
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