Siempre que aparece la noticia de la desactivación de una célula terrorista o de un grupo criminal (y ayer escuché que se ha desactivado una célula de captación de terrorismo islámico en Barcelona) cuentan los informativos que la Policía o Guardia Civil está analizando el material informático incautado. En ese punto, quizá por deformación profesional pienso "pero qué mataos son los malos". No es por dar ideas, (tampoco tengo la menor esperanza de que un criminal lea mi blog), pero si yo me dedicase a la consecución del delito o coordinase una organización criminal desde luego me preocuparía muy mucho de encriptar todos los documentos comprometedores de la casa mediante PGP a 2048 bits que ni dios revienta. Sí, ya sé que en este punto es donde los neocons encuentran argumentos para todo tipo de atropellos contra la libertad, revisar nuestro correo postal o electrónico y denostar la criptografía.
El caso es que el PGP es, hoy por hoy, uno de los mejores algoritmos de encriptación. De momento sólo es vulnerable mediante fuerza bruta, como todo, claro. Es decir, si probamos todas las posibles combinaciones de claves, daremos necesariamente con la correcta. El problema es que el aumento de la capacidad de proceso de los ordenadores juega en contra de la criptografía. Si bien cuando se creó el PGP tener una clave de 128 bits proporcionaba una seguridad (probar todas las posibles combinaciones requería un tiempo de proceso muy elevado), hoy en día la mayor potencia de las máquinas sumada a técnicas de procesamiento distribuido me hacen pensar que si yo fuese terrorista o capo de una red de ladrones de lujo, desde luego no me bajaría de los 2048 bits como longitud de clave.
Sin embargo los torpes de los integristas islámicos, ladrones albano-kosovares o etarras de medio pelo deben de tener la lista de sus colegas en un archivo de Word en el mismo escritorio, y claro, así no hay terrorismo que prospere (por fortuna para nosotros, claro).
El caso es que el hecho de que algo, siendo generalistas, sea lo que sea, pueda ser usado por criminales no es justificación para que se prohiba su uso. En una reductio ad absurdum, también los malos podrían tener su información grabada en papel higiénico y al llegar la policía tirarla al váter para deshacerse de ella, y ello no sería justificación para prohibir el papel del culo ni los inodoros, ni tampoco para que nos controlasen lo que depositamos en ellos.
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