El gremio en el que me muevo tiene grandes —e inquietantes— similitudes con la trata de blancas, (que como ahora ya, las blancas son minoría en esa trata, se llama tráfico de mujeres). Explicaré brevemente cómo funciona esto:
Por un lado tenemos un señor que tiene una gran gran gran empresa. Normalmente es una multinacional, con miles de empleados por todo el mundo. Independientemente de a qué se dedique esa empresa, en todas las grandes empresas, (y cuanto más grandes, más se da) la información es la sangre del negocio. Es vital disponer de información, que sea veraz, que esté homogeneizada e integrada en toda la estructura de la empresa. Es absolutamente necesario que esa información sea coherente y esté consolidada para que las decisiones que se tomen en base a dicha información lleven a la compañía a buen puerto. Sin embargo, sorprendentemente, el personal que maneja esta información, que diseña los procedimientos y el tratamiento de dicha información, no pertenece a la empresa en un 80% o más. Este porcentaje de "externalización" tan alto sólo se da en este sector. El resto de departamentos de la empresa tienen una gran mayoría de empleados internos y un pequeño porcentaje de subcontratas.
Hay dos tipos de conocimiento. El conocimiento técnico y el conocimiento de negocio. El conocimiento técnico no es muy difícil de obtener. Claro que hay perfiles más abundantes y otros más exclusivos, pero en cualquier caso, tarde o temprano se halla. El conocimiento de negocio, es lo que muchas veces se denomina knowhow. Es un conocimiento funcional, profundo acerca de los flujos de información del negocio, de las particularidades del proyecto en particular y de la compañía en general. Este conocimiento es fruto de años de experiencia, y normalmente supone aproximadamente entre 66% y el 75% del conocimiento global de un proyecto. Lo verdaderamente valioso es el conocimiento de negocio. El problema es que, como se ha dicho, las empresas radican ese conocimiento sobre su negocio en personal sobre el que no tiene ningún tipo de control, ya que no pertenecen a la compañía. Además, en ocasiones, es personal que lleva diez años o más. Por muy bien documentado que esté un proyecto, el conocimiento de negocio de una persona que está diez años al frente de un proyecto es del todo insustituible. Así, de cuando en cuando ocurre una putada. Alguien con una gran responsabilidad en una empresa grande, pero que sin embargo es empleado de una empresa pequeña, encuentra algo mejor y se marcha. En la empresa contratante se echan las manos a la cabeza y se protesta mucho. Aún así, en ocasiones, ocurre algo aún peor: Una debacle. Una empresa de servicios decide retirar todo su personal (que a su vez está subcontratado) de la empresa cliente. Y entonces un departamento se queda a la mitad. Gente que lleva nueve, diez u once años desaparece, y con ellos su conocimiento de negocio. Se protesta mucho, todo el mundo se echa las manos a la cabeza, y llega el llanto y el crujir de dientes (Lucas, 13.28). Pero durante un decenio nadie se ha preocupado de que una persona que parecía tan vital en la empresa tuviese una situación laboral que no le hiciese buscar alternativas. Durante un decenio la empresa contratante ha recortado la tarifa de esa persona, que en ocasiones incluso tiene congelado su sueldo sin siquiera el incremento del IPC. Y en un alarde de hipocresía verdaderamente vergonzante, se quejan.
Pasados unos días, hay que buscar alternativas. Y entonces se hace la petición a otra empresa de servicios. "Ponme cuarto y mitad de consultor de SAP, y cien gramitos de Oracle". Como si de un mercado de carne se tratase. Como una maruja en la charcutería, la empresa grande pide al charcutero. Me resisto a creer que las empresas contratantes estén instaladas en la absurda creencia de que las empresas de servicios tienen estanterías con un stock de informáticos de distintas cualificaciones y perfiles profesionales, envasados al vacío, y listos para abrir. Cuando hacen peticiones de ese tipo exigiendo encima celeridad, realmente creo que viven en una realidad paralela. Por supuesto ese mismo día la empresa de servicios pone un anuncio en Infojobs buscando al profesional que le solicitan, y una pléyada de empresas de servicios de segundo nivel se pone manos a la obra. Buscarán y contratarán a un empleado, al que enviarán a la consultora de primer orden, la cual a su vez le enviará al cliente final, que escatima su tarifa. Una tarifa recortada, y muchos intermediarios poniendo el cazo por hacer nada. Por mantener a un gerente (en el caso de la empresa de servicios de primer nivel) que se pasea sonriendo por el cliente, y por hacer cuatro llamadas telefónicas en el caso de la empresa de segundo nivel o inferior (que también las hay). Conclusión: Volvemos a estar como al principio. Un profesional mal pagado, que comenzará a adquirir conocimeinto de negocio y empezará a buscar otro trabajo tarde o temprano, porque en un 90% de los casos, cambiar de rango salarial implica forzosamente cambiar de empresa. Así funciona el mercado de la carne.
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