En la España de la posguerra el pan se convirtió en la principal fuente de alimento. En lo único que llevarse a la boca para miles de almas que vagaban en pena por todo el país. Así, unido a un sentimiento de hondas raíces católicas (el pan es el cuerpo de Cristo) se creó un culto al pan por el cual no se podía poner sobre la mesa del revés (bocabajo), siempre lo repartía el cabeza de familia (como hizo Jesús con sus discípulos en la última cena), y si se caía al suelo se recogía de inmediato y se besaba a modo de disculpa, tallándole una cruz en el lomo a modo de bendición.
(Gracias por la historia, Carmen)
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