Dificultad: Media
Precio: Económico
Tiempo: 1h 15m
Ingredientes (para 2 personas)
- 1 berenjena mediana
- 2 cuartos traseros de pollo
- 1 cebolla mediana
- 1 zanahoria grande
- 1 vaso de vino blanco
- Agua
- Pimienta negra
- Queso rallado (tipo Grana Padano)
- Aceite de oliva
- Sal y pimienta
- Tomillo
- Estragón
- Perejil
Lavamos la berenjena y limpiamos bien la parte trasera, donde está la corola de la misma manera que si le sacásemos punta a un lápiz con un cuchillo. Una vez hecho esto, la cortamos longitudinalmente en dos mitades. Vaciamos la berenjena con un vaciador de fruta, o en su defecto con una cucharilla, pero siempre teniendo mucho cuidado de no traspasarla. Finalmente debería quedarnos como una barca ahuecada. Reservamos tanto la berenjena vaciada como lo que hemos extraído, y lo dejamos en agua con una pizca de bicarbonato durante una media hora.
Mientras tanto, vamos preparando un sofrito de cebolla y zanahoraia cortadas en juliana fina, que dejamos pochar a fuego lento mientras preparamos el pollo.
La preparación del pollo no es demasiado complicada, sólo requiere fijarse en los detalles. Lavamos los cuartos traseros de pollo y separamos el muslo del contramuslo. Si no tienes mucha experiencia despiezando, dobla la pieza para ver dónde está la articulación y corta intentando separar muslo y contramuslo lo más limpiamente posible. Una vez hecho esto, quita la piel, y elimina raspando el sebo que suele tener el contramuslo en la parte trasera. A continuación vamos a deshuesar las piezas. Deshuesar el contramuslo es muy fácil. En la parte interior basta hacer un pequeño corte siguiendo el hueso, y éste saldrá rápidamente ya que está muy superficial. El muslo no lo vamos a deshuesar, sino que lo vamos a dejar preparado a modo de confit. Para ello, hacemos un corte en la parte estrecha del muslo que llegue hasta el hueso, y que de la vuelta completa. Una vez hecho esto, colocamos el muslo en posición vertical, con la parte estrecha hacia arriba (donde hemos hecho el corte), y con ambas manos presionamos la carne fuertemente hacia abajo para que la carne se apelmace en la parte gruesa del muslo, dejando el hueso pelado asomando. En la foto se ve claramente cómo queda el muslo, y además el hueso hace de mástil... que queda muy iki.
Una vez hecho esto, podemos cortar la cabeza del hueso que ha quedado asomando, aunque esto es ya más estético que otra cosa. A estas alturas, la cebolla y la zanahoria deberían estar bien pochadas.
Escurrimos el contenido de las berenjenas, lo cortamos fino y lo ponemos en la sartén para que se sofría. Mientras tanto, ponemos el horno a precalentar a unos 180 ºC. Una vez sofrita la berenjena (sólo lo de dentro, recuerda), sazonamos el pollo y lo colocamos en la sartén. Cuando coja color, vertemos el vino y llevamos a ebullición. El pollo se recocerá lentamente cogiendo sabor del vino. Si se nos queda corto el caldo (dependerá de lo fuerte que tengamos el fuego) podemos añadir más vino o agua, al gusto. En este momento pondremos tomillo y estragón al gusto para dar sabor al pollo.
Cuando el horno esté caliente, colocamos las berenjenas en él. Lo ideal es colocar cada media berenjena en un plato grande individual que resista el horno (y que quepa en él, claro). Si no es posible, colocamos ambas berenjenas en una bandeja para horno, y luego tendremos que trasvasarlas a los platos. Pero las berenjenas cocidas y calientes son muy frágiles. Sea como fuere escurrimos (no secamos) las medias berenjenas, las sazonamos ligeramente, colocamos en el fondo una pizca de mantequilla y otro poco en el interior, y las metemos al horno. Dejamos hornear una media hora.
Cuando las berenjenas estén cocidas, el pollo debería estar sobradamente cocido y tierno. Si no estamos seguros podemos pinchar con un cuchillo y ver si sale sangre del corte.
Sacamos las berenjenas y colocamos el pollo de forma más o menos elegante sobre ellas. Rellenamos alrededor con el sofrito de cebolla, zanahoria y berenjena, ponemos pimienta negra molida al gusto. Un poco de queso rallado sobre el pollo y gratinamos unos minutos hasta que dore. Una vez en el plato ponemos un toque de color con perejil y a la mesa.
1 comentarios. Deja alguno tú.:
Sin palabras... por favor, entre tus potenciales conferencias, que no se te olvide las de clases de cocina.
No pierdo mi capacidad de asombro, ni tú la de sorprenderme ;P
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