El otro día se jugó en Yakutsk un curioso partido de fútbol sala amateur: Cataluña-España. Ya, ya sé que es curioso porque no puede jugarse Cataluña-España, sino, en todo caso, Cataluña-Resto de España, ya que, que yo sepa, Cataluña forma parte de España no porque lo diga yo, sino porque así lo dicen los libros de geografía y muchos catalanes. Lo curioso de todo esto es la forma en la que se celebra el partido. El seleccionador nacional de fútbol sala amateur recibe una convocatoria para un partido Japón-España en Yakutsk. Como Yakutsk está perdida de la mano de Dios en mitad de Siberia, primero hubieron de desplazarse hasta Moscú, donde cosas de la vida, el seleccionador del combinado nacional (que además de ser un DyC con Coca-Cola, es el nombre que recibe la selección) recibió la noticia de que Japón no iba a poder ir y que mandaban en su lugar a Cataluña. Yo personalmente no me creo que esto fuese una casualidad y no me resultaría nada extraño pensar que en ningún momento Japón iba a participar. Me pregunto si en las filas de la selección española habría algún convocado catalán, y cuál sería su postura en ese momento.
El caso es que este extraño partido entre dos selecciones no reconocidas por ninguna federación internacional ni nacional puede presentar un problema legal precisamente a la selección española por supuesto uso fraudulento de enseñas nacionales y no sé qué más historias.
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