Coger un alimento de la tierra, ya sea un tomate, un rábano o un puerro, y comérselo acto seguido, produce una sensación increíble de comunión con el planeta, y de paso, con el universo entero. Una sensación de formar parte de la
cadena trófica, de ser parte de este planeta y del sistema que lo hace funcionar. Comprar ese mismo puerro en Mercadona no funciona igual. Palabra.
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