Este blog está inspirado por lo que he soñado esta noche. ¡He soñado con los aerolitos de hielo! Algunos lectores puede que no sepan o no se acuerden de uno de los fenómenos más divertidos sucedidos en la historia reciente de España. En el año 2000, con la fiebre del nuevo milenio (que todo el mundo creía que había empezado, pero que en realidad llegaría el 1 de enero de 2001), llegó también la fiebre de los aerolitos. Si en aquella época hubiese habido un acceso a Internet generalizado, como tenemos hoy en día, se habría convertido de pleno derecho en un meme, y habría sido divertidísimo ver los correos en cadena relativos al tema. Pero el caso es que por entonces sólo nos movíamos por Internet una panda de freaks recién salidos de FidoNET, Ibertex y medios similares.
La historia comenzó de forma casual. El lunes 10 de enero de 2000 caía una bola de hielo del tamaño de un melón pequeño, en un pueblo de Sevilla. Le daba de lleno a un coche (con el consiguiente destrozo), y el hecho no habría pasado de ser uno de esos sucesos tradicionales de la España profunda, de no ser porque dos días más tarde, el miércoles 12 caía otro similar en un pueblo de Valencia. Uno es raro. Dos en una misma semana, ya da que pensar. Pronto, de suceso puntual pasó a ser una fiebre. En un momento dado de ese enero cayeron seis en 48 horas. Pronto se desató la locura. Caían por docenas, y en la televisión se hacían especiales informativos, y debates, tertulias y coloquios sobre el tema, intentando dilucidar el origen de los aerolitos. Desde que eran lanzados por catapultas por algún gracioso (como los círculos de los cultivos británicos), a que eran acumulaciones naturales de hielo que precipitaban (esta no se la creía nadie) o que eran soltados desde los servicios de aviones en vuelo a gran altitud (aunque las aerolíneas se aprestaron a asegurar que los inodoros de los aviones eran químicos y no soltaban nada en vuelo). Con el tiempo, además, los aerolitos habían pasado del medio kilo de los primeros ejemplares, a pedruscos de más de cinco kilos. El 18 de enero de 2000 se registraron 40 hallazgos. ¡Cuarenta! Aunque luego se demostró que algunos eran falsos, lo cual ya sonaba a cachondeo. Y de hecho lo era, ya que pronto empezaron a aparecer en internet graciosos que decían cómo fabricar aerolitos. (Me encanta el entrecomillado de la palabra internauta, que en 2000 sonaba muy novedosa). Recuerdo a un tipo entrando en un bar diciendo a propios y ajenos "¡Acaba de caer uno en Ofelia Nieto!" (una calle de Madrid), y de hecho recuerdo ver salir a gente corriendo del local para intentar llegar allí antes que la policía o los medios, y poder ver el aerolito o incluso hacerse con él. Por supuesto era mentira el de Ofelia Nieto, pero el bar se quedó medio vacío. Sin embargo otros muchos no eran mentira. Se veía a gente en los periódicos sujetando bloques de hielo de hasta medio metro de largo. Alguno produjo destrozos en una casa o en una nave industrial, atravesando el tejado. El caso es que todo el mundo hablaba de lo mismo. Era fantástico, nadie hablaba de fútbol, ni de política. A principios de 2000 sólo se hablaba de aerolitos. Pronto el CSIC, que se había hecho cargo de los primeros aerolitos para su estudio, dejó de recoger muestras ante la avalancha de ejemplares, y las sospechas de fraude o cachondeo nacional que recaían sobre otros de ellos. Este mismo instituto, andaba a la gresca con el Instituto Nacional de Meteorología sobre el origen de los mismos. Algunas personas guardaban el ejemplar en el congelador de su casa, junto a un muslo de pollo, o unos langostinos sobrantes de las navidades. En febrero sucedieron dos cosas: La más divertida fue que el carnaval de Cádiz encontró carnaza en el fenómeno para sus chanzas, y en segundo lugar, que el asunto empezó a reproducirse en el norte de Italia, y poco después en los alrededores de Londres.
Y de la misma forma en que llegó la psicosis colectiva, en la primavera de 2000, se fue. La última noticia es de marzo. Habrían caído más de cien pedruscos, calculo yo, y dejaron de caer de la noche a la mañana. En diciembre de 2000 el CSIC, no sin cierta sorna, afirmaba que en 2001 no caerían "tantos" aerolitos. Y ciertamente en 2001 aparece una única noticia de uno caído en Castellón, y en 2002 otro solitario caído cerca de Tarragona. Y después, nada.
2 comentarios. Deja alguno tú.:
¿Y el sueño? o ¿será para otro post?
Hola,
Me ha gustado tu sueño pero termina mal. No es que no se sepa más sobre el tema; es que tú no sabes más sobre el tema, que no es lo mismo.
Desde enero de 2000 hay una página web con toda la información y todos los casos desde entonces. Por cierto, lo que dijo el CSIC fue un comunicado que no tiene nada que ver con lo que pones en el blog.
http://tierra.rediris.es/megacryometeors
En la web puedes encontrar montones de fotos y de artículos científicos en la mejores revistas internacionales y una posible conexión con anomalías atmosféricas debidas al Cambio Climático. El tema lo han sacado todas las revistas de divulgación, desde Muy Interesante a Quo y desde National Geographic a New Sciencist o Discover. Se ha propuesto un nuevo término: megacríometeoros para definirlos.
Que duermas bien corazón!
Un beso,
Raquel
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