Gráfico comparativo. Clic para ampliar. Elaboración propia. |
El resultado, en mi opinión, es abrumador a favor del avión:
Para empezar, el tiempo de trayecto es de 1h 10m para todas las opciones de avión (y por mi experiencia puedo decir que se cumple escrupulosamente y en ocasiones se reduce este tiempo). El tren tarda en los trayectos directos más del doble de tiempo. Exactamente 2h 38m, también con religiosa puntualidad. Lamentablemente, si hemos de contemplar toda la oferta, hemos de tener en cuenta el resto de trayectos, que tardan casi el triple que el avión, con 2h 57m por no hablar de la opción más económica del Costa Brava (no es alta velocidad) que tarda 9h 36m.
En precio medio (siempre hablando de tarifa mínima) es de 113,73 € para Renfe, a casi una semana vista. El sábado por la mañana (cuando realicé la toma de datos) no había ofertas de reducción de precio en tren. Es casi el doble de precio que el precio medio de Vueling (66,67 €), y en cualquier caso lejos del de Spanair (87,27 €) o Iberia (99 €) si bien es cierto que Renfe tiene menos dispersión de precios (de 109,50 € ó 129,30 €, sin contar el Costa Brava de 41,20 €), frente a la disparidad de las compañías aéreas, Vueling, de 50 a 90 €, Spanair de 56 a 116 € y la locura de Iberia de 65 a 208 €.
En lo que sí gana de forma aplastante Renfe es en la oferta de trayectos. Frente a los 12 de Vueling, 11 de Spanair o 9 de Iberia, Renfe ofrece 26 trayectos, de los cuales 9 son directos, 16 hacen paradas intermedias, y 1 es el Costa Brava.
Es decir, Renfe cobra bastante más caro por un trayecto más lento. Sí, ya sé lo que se me va a decir, que si los aeropuertos están lejos, que si los controles para entrar en el avión son un rollo, etc. Para empezar, con esa diferencia de precio me puedo permitir un taxi al aeropuerto y sigue saliéndome a cuenta. Respecto a los insidiosos controles, por un lado, son algo coyuntural, que en cualquier momento pueden hacerse imperativos para trenes de alta velocidad (sólo es cuestión de que la autoridad competente así lo crea necesario), y en segundo lugar, yendo mínimamente preparado, yo he llegado al aeropuerto con menos de 30 minutos de antelación y he pasado el control de marras de un tirón. En resumen, mientras Renfe no se ponga las pilas, yo me sigo yendo en avión.
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