15 dic 2009

Contra la tontuna lingüística

No es mío (qué más quisiera). Me ha llegado al correo y desconozco su autor. Pero me parece un texto tan brillante que, teniendo en cuenta que me alineo al ciento por ciento con lo que expresa (llevo más de veinte años diciendo que la lengua no tiene sexo, sino género), no puedo por menos que abrirle un hueco aquí. Tiene pinta de tener ya un tiempito, ya que parece surgido a propósito del famoso "miembra" de Bibiana Aído, sobre el que ya me pronuncié en su día por supuesto, sin tanta gracia. Va dedicado a todos los que aprendimos con la cartilla Palau.
CONTRA LA TONTUNA LINGÜÍSTICA, UN POCO DE GRAMÁTICA BIEN EXPLICADA

Yo no soy víctima de la LOGSE. Tengo 45 años y he tenido la suerte de estudiar bajo unos planes educativos buenos, que primaban el esfuerzo y la formación de los alumnos por encima de las estadísticas de aprobados y de la propaganda política. En párvulos (así se llamaba entonces lo que hoy es "preescolar") empecé a estudiar con una cartilla que todavía recuerdo perfectamente: la A de "araña", la E de "elefante", la I de "iglesia", la O de "ojo" y la U de "uña". Luego, cuando eras un poco más mayor, llegaba "El Parvulito", un librito con poco más de 100 páginas y un montón de lecturas, no como ahora, que pagas por tres tomos llenos de dibujos que apenas traen texto. Eso sí, en el Parvulito, no había que colorear ninguna página, que para eso teníamos cuadernos.

En EGB estudiábamos Lengua Española, Matemáticas (las llamábamos "matracas") Ciencias Naturales, Ciencias Sociales, Plástica (dibujo y trabajos manuales), Religión y Educación Física. En 8º. de EGB, si en un examen tenías una falta de ortografía del tipo de "b en vez de v" o cinco faltas de acentos, te suspendían.

En BUP, aunque yo era de Ciencias, estudié Historia de España (en 1º), Latín y Literatura (en 2º) y Filosofía (en 3º y en COU). Todavía me acuerdo de las declinaciones y de los verbos (poto, potas, potare, potabi, potatum, el verbo beber), de algunas traducciones ("lupus et agni in fluvi ripa aqua potaban; superior erat lupus longeque agni": el lobo y el cordero bebían agua en el rio; el lobo estaba arriba, lejos del cordero. Leí El Quijote y el Lazarillo de Tormes; leí las "Coplas a la Muerte de su Padre" de Jorge Manrique, a Garcilaso, a Góngora, a Lope de Vega o a Espronceda...

Pero, sobre todo, aprendí a hablar y a escribir con corrección. Aprendí a amar nuestra lengua, nuestra historia y nuestra cultura. Aprendí que se dice "Presidente" y no Presidenta, aunque sea una mujer la que desempeñe el cargo.

Y vamos con la Gramática.

En castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos verbales. El participio activo del verbo atacar es "atacante"; el de salir es "saliente"; el de cantar es "cantante" y el de existir, "existente". ¿Cuál es el del verbo ser? Es "el ente", que significa "el que tiene entidad", en definitiva "el que es". Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación "-nte".

Así, al que preside, se le llama "presidente" y nunca "presidenta", independientemente del sexo (masculino o femenino) del que realiza la acción.
De manera análoga, se dice "capilla ardiente", no "ardienta"; se dice "estudiante", no "estudianta"; se dice "independiente" y no "independienta"; "paciente", no "pacienta"; "dirigente", no "dirigenta"; "residente", o "residenta".

Y ahora, la pregunta del millón: nuestros políticos y muchos periodistas (hombres y mujeres, que los hombres que ejercen el periodismo no son periodistos"), ¿hacen mal uso de la lengua por motivos ideológicos o por ignorancia de la Gramática de la Lengua Española? Creo que por las dos razones. Es más, creo que la ignorancia les lleva a aplicar patrones ideológicos y la misma aplicación automática de esos patrones ideológicos los hace más ignorantes (a ellos y a sus seguidores).

No me gustan las cadenas de correos electrónicos (suelo romperlas todas) pero, por una vez, te propongo que pases el mensaje a tus amigos y conocidos, en la esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no "ignorantas semovientas", aunque ocupen carteras ministeriales).

Lamento haber aguado la fiesta a un grupo de hombres que se habían asociado en defensa del género y que habían firmado un manifiesto. Algunos de los firmantes eran: el dentisto, el poeto, el sindicalisto, el pediatro, el pianisto, el golfisto, el arreglisto, el funambulisto, el proyectisto, el turisto, el contratisto, el paisajisto, el taxisto, el artisto, el periodisto, el violinisto, el taxidermisto, el telefonisto, el masajisto, el gasisto, el trompestisto, el violinisto, el maquinisto, el electricisto, el oculisto, el policío del esquino y, sobre todo, ¡el machisto!, o como diría la ministra, la "Miembra"...

SI ESTE ASUNTO NO TE "DA IGUAL", PÁSALO POR AHÍ, A VER SI LE TERMINA LLEGANDO A LA MINISTRA DE "IGUAL-DA".

2 comentarios. Deja alguno tú.:

jaca101 dijo...

Ahí donde dice "Aprendí a amar la cultura" debo introducir una notita personal:
Estoy de acuerdo en que amar la cultura es correcto si lo entendemos como el saber qué ocurrió, de donde venimos y por qué somos como somos.
No estoy de acuerdo en lo que mucha gente, quizá demasiada, concibe como "amar la cultura" una obligatoriedad inseparable de ser como la cultura define que debes ser.
Solo se trata de aclarar que amar la cultura no implica que seamos como esta dice que tenemos que ser.

seamos libres, con cultura, sí, pero libres.

Nacho dijo...

Yo amo la cultura y jamás he tenido la menor sensación de que la cultura me quiera imponer nada. Sin embargo sí he tenido la sensación de que la Sociedad me quiera imponer algo... Creo que confundes Cultura con folclore, y por extensión, con la Sociedad en sí misma. Apreciar a Lope de Vega, a la Historia, al Latín, o a la Física no me supone ninguna imposición salvo la de ganar inexorablemente al Trivial Pursuit.

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