Sólo he perdido el conocimiento dos veces en mi vida: La primera fue con 15 años. Me corté en un dedo con una cuchilla, me fui al lavabo a curarme, me mareé y vi una especie de efecto túnel, en el que la parte visible se cerraba más y más hasta quedar todo en negro y no me enteré de más. A continuación me caí la suelo y en la caída me abrí la cabeza con el pomo de la puerta del baño. (Afortunadamente en el momento de hacerme la brecha ya estaba inconsciente por lo que no me dolió nada). Recuperé el conocimiento cuando apenas 10 segundos después mi madre llegó alarmada por el golpe, y empezó a zarandearme con ímpetu mientras vociferaba a mi hermana para que avisase a mi padre, que estaba en la terraza cuidando de sus bonsáis. Cinco puntos de sutura con anestesia local, que por cierto, descubrí que actúa por contacto y no de forma intravenosa. Lo sé porque me pincharon la anestesia en la cabeza, se salió la anestesia por la herida, y chorreó por la cara, dejándome todo el carrillo izquierdo completamente dormido.
La segunda vez que he perdido el conocimiento fue anoche. Y fue muy diferente, ya que sin yo darme cuenta de que lo hacía, tomé plena conciencia del desvanecimiento y del proceso posterior al volver en mí. Me explico. Estaba tumbado en la cama, hablando por teléfono, y recibí una noticia impactante y que no me gustó mucho. En el momento de escuchar aquello, empecé a notar un frío por todo mi cuerpo, y una bajada de tensión. Al principio pensé que era sólo una bajada de tensión, como alguna otra que he tenido, pero pronto empecé a oír todo de lejos, como si me alejase de allí. Esta vez no hubo efecto túnel, simplemente empecé a verlo todo en penumbra, como si la luz se apagase lentamente, mientras los sonidos eran cada vez más débiles. Se me aflojaron todos los músculos, el auricular se me cayó de la oreja, y yo pasé a la inconsciencia. Dado que mi gato seguramente pensó que me había quedado dormido, no me despertó, y simplemente siguió hecho un ovillo a mi lado. Aproximadamente cuatro o cinco minutos más tarde, me "despertó" el móvil. Mi interlocutora me estaba llamando al fijo, y al no contestar yo, alarmada, me llamaba al móvil. Con el timbre del móvil recobré el conocimeinto pero en ese momento mi cerebro daba órdenes a mi brazo que este no quería cumplir. Era como si el brazo estuviese desconectado. Aún necesité otro minuto o un par de ellos para poder colgar el teléfono y llamar a mi interlocutora para calmarla y asegurarle que estaba bien. En ese momento, me notaba muy lento, espeso, empanado. Yo pensaba con normalidad, pero por alguna razón no conseguía hablar con la fluidez necesaria y habitual, y era consciente del problema, lo que me ocasionaba malestar. Era como si la parte no desconectada del cerebro fuese "consciente" de que las partes que habían sufrido un reset no estaban aún a pleno rendimiento.
Lo curioso de esta vez, que no me sucedió la primera, es que en todo momento fui consciente de la pérdida de conciencia, por incoherente que parezca. Es como si hubiese un plano de conciencia que no se apaga (lógicamente, por otro lado, ya que fue una pérdida de conciencia, no un óbito, por lo que es lógico pensar que hay partes del cerebro que siguen activas incluso en mitad dicho trance). En todo momento pude darme cuenta de lo que me estaba pasando, antes del desvanecimiento, y posteriormente me percaté como en un plano superior de consciencia de que no podía hablar con normalidad. Ha sido lo que mi amigo Ramón ha llamado con sorna, pero mucho acierto, Experiencia Feynman, dada la similitud con los "sueños conscientes" que Richard Feynman narra en su autobiografía.
Nota mental: Investigar y leer literatura médica acerca del proceso de pérdida de consciencia.
1 comentarios. Deja alguno tú.:
Hola! Te acuerdas de mí?
He leído tu artículo (de vez en cuando me entretengo en leer entradas antiguas) y ´no he podido resistirme. Podrías haber tenido una sensación de despersonalización (ocurre muco en la ansiedad) o un síncope vasovagal... en cualquier caso no te preocupes, no pasa nada :-)
NO creo que volvamos a "vernos" así que aprovecho para despedirme y desearte mucha suerte.
Un abrazo fuerte.
Aída.
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