Una escena de Play Time (1967) |
Las películas de Tati, y más concretamente la serie de Hulot (Les vacances de Mr. Hulot, Mon oncle, Cours du soir, Play Time y por último Trafic) son sin duda una obra mastra del cine a mi juicio poco valorada e injustamente olvidada con demasiada frecuencia. De todas ellas mi preferida es sin duda Play Time, en la que se representa el futurista mundo urbano de las oficinas de grandes multinacionales, las ferias de muestras y en general la vida urbana imperante en los años sesenta. La maravillosa coreografía del empleado del mostrador de la aerolínea, o los despropósitos de Hulot con el, en ocasiones absurdo mobiliario minimalista producen un continuo humor universal, ya que la película (como otras muchas de Tati) carece prácticamente de diálogos, lo que hace que sin tener ni idea de francés, uno pueda verla en su versión original y no pierda ni un ápice de su esencia. Quizá ese humor universal que trasciende la palabra fue el gran legado de Tati, esa maestría para hacer reír más allá del diálogo, del doble sentido o del chiste. Ese reírse de lo absurdo que crea nuestra sociedad, demoliendo sin piedad pero con humor los valores imperantes por la moda, de lo estético o la tendencia. Merci, Monsieur Hulot. Merci, Jacques Tati.
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