El pasado 31 de diciembre, tras un atracón de lentejas con mi amigo JaCa, empezamos a divagar sobre este tema y ha dado lugar a este post.
En 1877, Edison “descubrió” (copiando un poco como muchos de sus “inventos”, todo hay que decirlo) que en un cilindro de cera girando, una aguja movida electromagnéticamente podía registrar la voz. Invirtiendo el proceso, haciendo girar el cilindro con la aguja pasando por el surco, podía luego reproducirse el sonido en él registrado. Como curiosidad, diré que en este formato existen grabaciones del último castrato, Alessandro Moreschi. Este mismo principio sirvió para todos los demás sistemas de grabación que llegaron durante muchos años después. Unos cien años después de aquel momento, el audio se registraba, además de en una cinta, en discos de distintos materiales plásticos (generalmente vinilo) que constaban de surcos por los cuales, con el disco girando, pasaba una aguja, reproduciendo el sonido.
A finales de los 70 y principios de los 80 aparecieron los primeros discos duros para ordenador, y claro está, el diseño no podía ser otro. Un trasto dando vueltas, mientras otro trasto pasa por encima para leer la información. Un disco duro, hoy, sigue el mismo principio que un cilindro de cera de 1877. El caso es que a finales de los 70 estaba claro que no había mucho donde elegir, pero desde finales de los 80 disponemos de memorias flash, que le dan mil vueltas (y nunca mejor dicho) a los discos duros en casi todo.
- Un disco duro no deja de ser un artefacto mecánico, con partes móviles. Cualquiera que tenga la más mínima idea de tecnología o que simplemente tenga una bicicleta sabe que todo cacharro que se mueve es susceptible de romperse tarde o temprano. Los discos duros tienen montones de puntos débiles por los que pueden fallar, y aunque se han hecho grandes avances e ingentes inversiones en mejorarlos, cualquier departamento de soporte a usuarios de cualquier empresa sabe perfectamente que fallan más que una escopeta de feria. Una memoria flash puede tirarse al suelo y pasarle por encima una apisonadora y con no mucha suerte, seguirá funcionando. Yo tengo una iOmega μmini y alguna vez ha hecho un viaje “al otro lado” dando vueltas en la lavadora a bordo del bolsillo de una camisa, y siempre y cuando se seque bien antes de que corran los electrones de nuevo por su interior, no le ha pasado nada. Y sé que no es el único caso. No intente hacer lo mismo con su disco duro.
- Un disco duro gasta energía constantemente. Sí, ya sé tienen ahorro de energía y demás, pero en este preciso instante, mi PC no está accediendo al disco duro en absoluto, y sin embargo está dando vueltas, ya que aún no se ha activado el ahorro de energía. Además, incluso la energía mínima e imprescindible para leer o escribir en el mismo sigue siendo una burrada. No hay nada más energéticamente ineficiente que un motor haciendo girar un montón de chapas. Una tarjeta flash sólo consume energía en el momento de acceder a ella, y además es una cantidad de energía ridícula. Puede parecer una chorrada ahorrar en la energía de un disco duro, pero en la sala en la que estoy ahora mismo hay unos 200 PCs encendidos a razón de uno o dos discos duros cada uno. Y esto es una de las salas de una de las sedes de una de las compañías de uno de los países que hay en este planeta. En definitiva, un disco duro utiliza de forma efectiva menos del 5% de la energía que gasta, y eso suponiendo que se apague por el ahorro de energía cuando pasa un tiempo sin actividad. Gran parte de los problemas de consumo energético de los ordenadores portátiles es por culpa de los discos duros, y de las unidades de CD y DVD, que vienen a ser una gramola óptica, a fin de cuentas.
- Un disco duro es frágil cuando está en funcionamiento. Intente pegar saltos con su portátil en marcha y el disco duro leyendo. Si lleva zapatillas deportivas con suela blandita quizá (sólo quizá) no le pase nada. Desde luego no haga lo mismo con un sobremesa porque, aparte de joderse la espalda por el peso, ha de saber que los discos duros grandes (los de 3,5 pulgadas) están menos preparados contra vibraciones y golpes que los pequeños (los de 2,5 pulgadas que montan los portátiles). Una memoria flash es absolutamente inerme a los golpes y no sólo eso, sino que es igual de inerme estando en marcha que sin estarlo. Yo puedo saltar mientras hago fotos en el aire con mi cámara, y la CompactFlash que lleva dentro ni se entera, por citar un ejemplo.
- Un disco duro hace ruido, además un ruido espantoso, mientras está encendido. Una memoria flash es absolutamente silenciosa.
- Un disco duro se calienta, y al contener partes móviles es tremendamente sensible a las dilataciones producidas por calor. Por contra, las memorias flash tienen una tolerancia al calor mucho mayor.
En su contra, las memorias flash tienen su precio. A razón del precio por unidad de almacenamiento, una flash sale por unas mil veces más cara (en concreto 1024 veces más cara). Un pendrive USB de 0,5 GigaBytes sale aproximadamente por el mismo precio que un disco duro de 0,5 TeraBytes, si bien las memorias flash tanto en formato de tarjeta, como de pendrive USB, y otras variantes están bajando de precio dramáticamente. Pero evidentemente esto es una simple cuestión de apostar por esta tecnología para que esa bajada de precio ocurra realmente, de forma efectiva, y ocurra ya. Si las principales empresas acordaran cambiar de rumbo (qué tiempos aquellos años 80 en los que se unían en hermandad las principales gigantes de la tecnología para acordar estándares y facilitarnos la vida a los humanos), se aumentaría la producción, y se abaratarían costes abandonando de una puñetera vez la gramola de 300 Gigas...
1 comentarios. Deja alguno tú.:
Vas a tener algun TrackBack para este post ya que acabo de comentar en el foro de tazzito algo sobre este tema y he puesto un enlace.
No ha pasado tanto tiempo desde que publicaste esta entrada y ya suena medio antigua,¿eh?
El disco ya sería de 500 Gb a 1Tb y los SSD ya andan no tan caros como en la fecha del post.
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