Hospitales gratis, carreteras gratis, pensiones gratis...

Una de las manifestaciones más evidentes de que vivimos en un país de cazurros es el hecho de que, como caracteriza al paisanaje de esta piel de toro, la gente quiera todo a cambio de nada. Nos gustaría tener unos servicios e infraestructuras como los existentes en esos países que miramos con ojos vidriosos, como un niño en el escaparate de una tienda de chuches. Esos países escandinavos, que son la envidia de toda Europa, y claro está, también la envidia de España. Sin embargo el cazurro común, se olvida de que la otra cara de esa moneda es un IVA que suele rondar el 25%. Es normal, el tarugo no es capaz de comprender que esos servicios e infraestructuras no llueven del cielo, sino que salen precisamente de las aportaciones de todos y cada uno. Es la sempiterna cultura del "todo gratis" que impera aquí.

Y hablando de chuches, me viene a la mente que esa rancia y aborrecible cultura de estúpidos acaparadores y egoístas, debería ser combatida por aquellos que gobiernan (o quienes lo intentan) para que al cabo de n generaciones, este país de mastuerzos pudiera equipararse intelectualmente a Dinamarca o Noruega. Sin embargo no es así, sino que esos mismos gobernantes o gobernandos utilizan a los merluzos como perros de presa para azuzarlos al adversario político. Así, nuestro querido Rajoy hace un alarde de demagogia difícilmente superable hablando de que se subirá el IVA a los chuches, pero se olvida (de decir) de que también subirá el IVA que paguen aquellos que se compren un Porsche Cayenne o una casa de más de un millón de euros como han hecho todo los que se han forrado a manos llenas de forma verdaderamente vergonzante (pero sin vergüenza alguna), en las infinitas tramas de corrupción y especulación inmobiliaria que han asolado a España (y que de paso la han hundido en la miseria). Pero no, es mejor hablar de los dos céntimos de más que pagará el niño por sus chuches, aunque lo que de verdad duele sean los 9.000 euros de IVA que paga el que se compra un coche de 60.000 euros, o los 300.000 euros que paga el que se compra un chalecito de 2 millones (y en ambos casos he sido cauto con las cifras). Pero claro, hablar de cochazos monstruosos o mansiones fastuosas queda mal en un mítin. Es mejor hablar de los chuches, que es algo que entienden los pobres que compran en Ahorra Más, y que son buena masa que azuzar.

Por su parte, el PSOE sube el IVA, (que no está mal, ya que los impuestos son democráticos, tanto ganas, tanto pagas), pero sin embargo sigue haciendo el calzonazos (como siempre) al no atreverse a meterle mano a las SICAV, que es donde los que se forran a manos llenas esconden el dinero de la mirada de la Agencia Tributaria, lo cual convierte el tema del IVA en una chorrada económica, y hace que exista un paraíso fiscal dentro de nuestras fronteras y encima de forma legal, aunque a mi modo de ver, inmoral...