Molina de Segura. Enero de 2008. Una niña que contaba 11 años en ese momento, se retrasaba al volver a su casa. De madrugada, los progenitores interpusieron una denuncia por desaparición, momento en el cual se desplegó un dispositivo policial de búsqueda de la menor. A las cinco y media de la mañana, la niña aparece y la explicación que da es que había sido secuestrada por unos magrebíes, que la habían mantenido retenida en una furgoneta, de donde había podido escapar in extremis debido a que habían dejado abierta una ventanilla (no se sabe si para fumar). Las pruebas forenses determinaron que no había sido sometida a abusos, y las pruebas psicológicas determinaron que todo era una trola inventada por la niña para que no la castigaran por llegar a las cinco y media de la mañana.
Molina de Segura. Abril de 2008. Un hombre semidesnudo (me encanta esta palabra) se pasea hablando solo por la plaza principal de la localidad murciana. En sus manos porta un bulto envuleto en trapos donde el individuo afirma tener la cabeza de su madre. Alertados los servicios de emergencias por los vecinos, el hombre es interceptado por la policía para constatar que lo que el hombre decía era totalmente cierto. En los trapos llevaba la cabeza de su madre, a quien él mismo acababa de decapitar con un cuchillo. A la pregunta de los agentes sobre qué llevaba, respondió: "Es mi madre. Ahora está callada. La quiero mucho". Y tan callada...
Santomera (a tiro de piedra de Molina de Segura). Enero de 2002. Una señora no concibe otra forma de vengarse de su malvado marido que asesinado a su prole con el cable de un cargador de teléfono móvil, según su confesión a las autoridades. A pesar de ello, su marido afirma seguir amándola.
Estos son sólo algunos ejemplos de lo que se cuece en Molina de Segura. Hasta ahora yo había pensado que era debido a los productos empleados en la huerta y que por alguna causa se filtraban a la red de aguas, produciendo extraños desvaríos en la población local. Pero estaba equivocado.
La verdadera causa (ahora lo sé) es el meteorito que cayó en Molina de Segura en la nochebuena de 1858, y que además, hasta ahora, ha sido el mayor pedrusco que ha caído en esta nuestra piel de toro. Mal encarado, escurrido de carnes, bragao, astiveleto, y 144 kilos de hierro de la mejor ganadería. Quién sabe qué extraños agentes patógenos portaba el bólido. Quién sabe qué increíbles efectos pudo tener en la población local y en su descendencia. Seguro que Friker Jiménez nos lo acaba contando.
1 comentarios. Deja alguno tú.:
Huy, yo doy fe que el tiempo y los fenómenos atmosféricos alteran mucho el cuerpo y la mente, a todos, aunque algunos no se hayan fijado en la asociación, así que un meteorito...
Lirón, mañana no te me duermas que te espero en el blog de Luz de Gas http://juan-duque.blogspot.com/ para desearte felices fiestas...
¡Biquiños!
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