Lo había conseguido. Tras años de hackear e infiltrarse en innumerables bases de datos de población, tras años de cotejar en secreto datos variopintos, tras años de operar en la sombra clasificando, categorizando y ordenando seres humanos, había conseguido con un ímprobo esfuerzo aunar un volumen de información increíble sobre todos y cada uno de los seres humanos.
Ahora sólo quedaba seleccionar cuidadosamente cada atributo. Podía saber exactamente quién era la mujer perfecta. Eligió aquella que tenía su tipo ideal, los gustos y costumbres que encajaban con él, aquellas características que para él hacían irresistible a una chica. Color de pelo, ojos, estatura, aficiones… Podía seleccionar cada rasgo del carácter. Podía elegirla cariñosa o arisca. Urbanita o campestre… Y el resultado del cruce de criterios fue un espécimen. Una mujer, que para él era perfecta. Y se decidió a conocerla. A conocer a la mujer de su vida.
Pero cuando ella le conoció a él, él no era el hombre de su vida.
2 comentarios. Deja alguno tú.:
En ese momento me pego un tiro jaja
Bueno, ya se sabe que cuando las mujeres decimos que no significa que tal vez, y cuando decimos tal vez significa que sí, etc.
A lo mejor sí que lo era...
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