Tras aquel portazo ambas personas, tanto quien se quedó dentro como quien salió fuera salieron perdiendo enormemente. Pero sólo una de ellas lo sabía. Fue la única que lloró aquella noche.
Hola, pasaba por aqui y vi tu blog. Me parecio interesante el de la manzana envenenada y este de aqui, dulce ignorancia. Y en dos lineas, dijiste todo lo que se tenia que decir. Es verdad, lo vivi en carne propia...
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Hola, pasaba por aqui y vi tu blog. Me parecio interesante el de la manzana envenenada y este de aqui, dulce ignorancia. Y en dos lineas, dijiste todo lo que se tenia que decir. Es verdad, lo vivi en carne propia...
Saludos desde Ecuador,
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