14 nov 2007

La pirámide y yo

Las pirámides de Jufú, Jafra y Menkaure
Desde el punto de vista estructural, no tiene ningún mérito. No necesitaría a Maribel para que me explicase cómo trabaja su estructura. Es la forma más fácil de construir. Los más tiernos infantes la utilizan cuando apilan bloques de colores hechos de madera o de plástico. La nivelación del terreno se realizaba por un método bien conocido, y que a cualquiera que pensase sobre dicho problema durante un rato podría ocurrírsele. Se cava una retícula de zanjas, se rellenan de agua, se marca el nivel del agua, y luego se enrasa el terreno sobre ese nivel. La orientación es la más simple. Norte. Orientar cualquier cosa en dirección Norte-Sur es lo más simple del mundo. Si ves por dónde sale y se pone el sol o cualquier otra estrella, y trazas la bisectriz del ángulo formado entre tu posición (vértice) y ambos puntos de orto y ocaso de dicho astro, la citada línea (bisectriz) tiene una perfectísima orientación Norte-Sur. Hasta aquí, hacer una pirámide como la de Jufú que se ve en la foto a la izquierda, no parece presentar demasiada dificultad, pero cuando uno se coloca a sus pies y mira hacia arriba de sus casi ciento cuarenta metros, toma conciencia de la verdadera magnitud. La inmensa montonera de pedruscos que conforman la pirámide te hace ver que hay más refinamientos de los que parecen. En contra de lo que parece a primera vista, las caras de la pirámide no son lisas, sino que en el apotema de cada cara, es decir la "vertical" que une la cúspide con el punto medio de la base, es en realidad otra arista, esta vez negativa, cóncava o hundida, como quiera llamarse. Pero tan sólo veintisiete segundos de grado. Así, la planta de la pirámide no tiene en realidad forma de cuadrado sino de estrella de cuatro puntas, aunque muy abierta, lo que hace que desde el suelo pase desapercibida. Esta filigrana es prácticamente imperceptible salvo al amanecer de los equinoccios, momento en el que el sol sale exactamente por el Este. En ese momento el sol ilumina la mitad oeste de las caras norte y sur, dejando en sombra la mitad este de las mismas. Por supuesto esto es sólo apreciable durante unos minutos, ya que tan pronto el sol comienza a elevarse, toda la cara norte pasa a estar en sombra y toda la cara sur pasa a estar iluminada. En algunas fotografías de satélite o aéreas también puede percibirse esta particularidad. Y la pregunta es ¿Es este refinamiento de diseño un mero ornamento o perseguía alguna finalidad?

Foto aérea de 1930.
En la pirámide de Jufú puede apreciarse el
ángulo cóncavo en las caras norte y sur
Pero no es esa la única pregunta que surge. ¿Cómo se levantaron bloques de una media de 2 toneladas, siendo algunos de 60 toneladas? ¿Y cómo podían colocarse con tan extrema precisión? No seré yo, por supuesto, quien vaya a buscar respuestas esotéricas que pringuen aquí a extraterrestres y demás. Pero sin lugar a dudas no deja de ser increíble que un pueblo que el metal más duro que conocía era el cobre, tallase con tal precisión la arenisca (en otro momento hablaré sobre la estatua de diorita de Jafra). La infraestructura para elevar las piedras y colocarlas se me antoja impensable.

¿Para qué se usaron las pirámides? Personalmente creo que no eran tumbas, sino cenotafios. Encuentro muchos motivos para esto. Por ejemplo, Snefru (snfr) se construyó (que se sepa), tres pirámides. Si fuesen tumbas no tendría mucho sentido hacerse tres, aunque tres cenotafios sí parece algo bastante plausible. Además, hay indicios como los que nos transmite Heródoto quien nos cuenta que Jufú ordenó excavar pozos funerarios (independientes de la pirámide) para que le sirviesen como tumba. Así las cosas, es muy posible que la costumbre de enterrar a los faraones en pozos se mantuviese, aunque los avances arquitectónicos permitiesen la construcción de imponentes monumentos en su memoria, en el interior de los cuales, sí, se colocaban inscripciones e incluso, por qué no, un sarcófago vacío. A fin de cuentas era un monumento funerario.

Pero hay un hecho que nunca dejará de asombrarme. Y es que Aketjufú, nombre que, siempre según Heródoto, recibió lo que hoy llamamos "la gran pirámide de Giza", fue concluida en torno al año 2.570 a.C con sus 147 m de altura. Y durante algo menos de 4.000 años, ningún otro edificio le hizo sombra, hasta que se construyó en el año 1.300 de nuestra era se construyó la catedral de Lincoln cuya aguja original medía 160 m (la actual mide 83). Probablemente jamás un edificio volverá a ostentar durante cuatro milenios el trono de la mayor altura erigida por un hombre, por un pueblo, por una civilización. Ya lo dice el proverbio árabe, "El hombre teme al tiempo. Pero el tiempo teme a las pirámides."

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