Ayer oí en la radio una noticia que hoy he podido leer en el periódico. En resumidas cuentas, trata sobre la cena/cóctel que ha ofrecido Mª Teresa Fernández de la Vega a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet. Esto no es nada del otro mundo, ya que es un agasajo más en la agenda de la Jefe de Estado chilena en su visita oficial a España. Lo que sí es para torcer el gesto es que esa cena cuente con unos 200 invitados, todos ellos de sexo femenino. Y entonces se me remueve lo que siempre se me remueve cada vez que veo una iniciativa de este tipo. Mi pregunta es. En un mundo en el que las propias mujeres abogan con vehemencia por su igualdad, resulta que organizan una cena a la que sólo pueden asistir mujeres, precisamente por eso. Por su factor diferencial de ser mujer. ¿Quieren ser diferentes o quieren ser iguales? ¿Si quieren ser iguales por qué se empeñan en diferenciarse constantemente de forma absurda y estúpida? Y por último. ¿Qué pasaría si, exactamente con el mismo argumento, se hiciese una cena para chinos cuando o para negros cuando viniese un Jefe de Estado con esas características? O mejor aún. ¿Qué ampollas levantaría una cena "sólo para hombres", cuando viniese un Jefe de Estado masculino?
Evidentemente la hipocresía feminista impide responder a estas preguntas.
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