National Geographic fue para mí un referente en cuanto a contenidos de divulgación de primer nivel desde siempre. Decir que había aprendido algo a través de una revista o un reportaje audiovisual de la National Geographic Society era garantía de contar con la solidez de una fuente fiable de conocimiento que prácticamente nadie se atrevía a poner en entredicho. ¿Hacía bien en apoyarme en NatGeo? Quizá no.
Recientemente he podido comprobar que el nivel de la pésima traducción en los contenidos que National Geographic difunde en español (ya sea español europeo o español americano) es francamente lamentable. No ya porque haya expresiones que no se ajusten a lo que se dice en el original en inglés, sino porque hay ocasiones en las que lo que se dice poco o nada tiene que ver con lo que realmente dice el original, desvirtuando completamente el contenido y llegando a inventarse todo tipo de expresiones y generando más desinformación e infoxicación que divulgación real de conocimiento.
En concreto lo he podido comprobar en la serie documental Mayday (también conocida como Air Crash Investigation), que versa sobre la aviación. Gracias a mis conocimientos sobre el tema he podido ir constatando que lo que se decía en los documentales poco o nada tenía que ver con la realidad, e incluso a veces la voz en off en español contradecía lo que decía el original en inglés que se podía escuchar en segundo plano. Comparar cada episodio traducido y doblado con el original fue catastrófico.
La cuestión principal es una ausencia total de conocimiento (y falta de ganas de documentarse) por parte de quienes tienen la responsabilidad de traducir algo tan técnico como la aviación, del inglés al español. Pero no sólo eso, sino también la falta total de conocimiento incluso del propio idioma de origen y destino de la traducción.
La cuestión principal es una ausencia total de conocimiento (y falta de ganas de documentarse) por parte de quienes tienen la responsabilidad de traducir algo tan técnico como la aviación, del inglés al español. Pero no sólo eso, sino también la falta total de conocimiento incluso del propio idioma de origen y destino de la traducción.
Y no. No estoy hablando de la ya conocida y constante confusión al traducir "flaps" que frecuentemente los aerotrastornados vemos erróneamente traducido como alerones, y que, si bien es grave en cualquier medio, en un documental especializado en aviación (como los que estamos tratando) resulta especialmente sangrante, aunque para National Geographic, no sólo los flaps, sino cualquier parte móvil de un avión son "alerones". No. Estoy hablando de un cúmulo atroz de traducciones aberrantes a cuál peor de las cuales he seleccionado sólo algunos casos.
Se da la circunstancia de que si a los flaps los llamamos "alerones", cuando aparece la palabra "ailerons" tenemos un problema. Así que literalmente from lost to the river, y a los "ailerons", los auténticos alerones los llaman "aletas" y se quedamos tan anchos.
Hay un fabricante de aviones basado en Quebec (Canadá) llamado Bombardier. La frase "a Canadian Bombardier" como podría decirse "a German BMW", debería traducirse por "un Bombardier canadiense", pero para los nefastos traductores (me da vergüenza llamarlos así) pasa a ser "un bombardero canadiense". Vaya por delante que bombardero en inglés se dice "bomber" y no "bombardier".
El "landing gear", o para acortar "gear", es lo que llamamos en español el tren de aterrizaje. La expresión "gear down" dicha en una cabina de un avión se traduce por "abajo el tren", o "tren abajo", indicando que se baje el mencionado dispositivo. Sin embargo esta expresión se traduce de forma estrafalaria como "reducción de marcha" (supongo que porque en un automóvil, las gears son las marchas de la caja de cambios), y el pseudo traductor a continuación tiene que inventarse una justificación de 5 líneas para semejante barbaridad (que en el original en inglés no aparece) que va relatando el narrador mientras en pantalla se ve cómo el avión simplemente baja el tren de aterrizaje.
La palabra "runway" significa pista de aviación. No de despegue ni de aterrizaje (que no hay diferencia real, salvo en el momento de usarla para despegar o aterrizar) sino pista. En inglés se llaman "runways" a las pistas y "taxiways" a lo que en español llamamos "calles de rodadura" o simplemente "calles". Por alguna razón los aberrantes traductores de esta serie se empeñan en traducir "runway" como "pasarela" de modo que hacen aterrizar a los aviones continuamente en pasarelas.
En aviación las altitudes se miden en pies. No en Estados Unidos, sino en todo el mundo (salvo en Rusia y China). No es una cuestión de localización. Los pilotos de Iberia, muy españoles ellos, también miden las altitudes en pies. Sin embargo dado que esto es siempre así, normalmente no se especifica las unidades cuando se dan o colacionan instrucciones como "descend to 7000" quedan como "descienda a 7000" (el traductor no dice las unidades, pies), y al mismo tiempo la voz en off anuncia que el avión desciende a otra cifra en metros que nada tiene que ver con esos 7000. El absurdo es que al no indicarse más, y no saber el traductor a qué se refiere, deja la expresión tal cual, quedando una mezcla de cifras en distintas unidades con muy poco sentido en español.
En español, la expresión inglesa "control column" se traduce como "columna de control". Tal cual. No hace falta saber mucho de aviones para traducir ésto. Muy poco inglés sabe el supuesto traductor (no inglés aeronáutico, sino del más básico) cuando "control column" lo traduce como "control de columna".
Una de las traducciones que por lo estrafalario, más gracia me hizo fue cuando la expresión "AEGIS type cruiser" me la encontré traducida por "Acorazado de clase A-X". No ya porque "acorazado" sea "battleship", y "cruiser" lo correcto sea traducirlo como "crucero". Ni porque se demuestre no tener ni idea entre lo que es un tipo o una clase cuando hablamos de navíos de guerra. Sino por que AEGIS (que en inglés se pronuncia "aiguis") lo tradujesen como A-X ("a equis", como el Citroën) así tal cual. Es decir que alguien que se supone que sabe inglés, oye decir en inglés algo que le suena a A-X en español, y lo deja tal cual. A-X dicho en inglés sonaría algo así como "ei eks". Menudos traductores...
Muchas veces lo que demuestran los traductores no es que no tengan ni idea ni de inglés, ni del tema que están traduciendo. Sino que ni siquiera han prestado atención al documental que tienen que traducir. Porque en algunos casos aunque uno no sepa algo, el propio audiovisual ofrece las claves para entenderlo a no ser que uno sea rematadamente idiota. Esto es lo que pasó con el surrealista "intercambiador de calor de fueloil". Resulta que hay un ingenioso dispositivo presente en algunas aeronaves que sirve para calentar el combustible (fuel) haciéndolo pasar cerca del aceite de lubricación del motor (oil) de modo que el combustible no entre demasiado frío en el motor, y al mismo tiempo se refrigere el lubricante del motor. Este dispositivo cuyo nombre en inglés es "fuel-oil heat exchanger" o FOHE y que deberíamos traducir como "intercambiador de calor combustible-aceite" o "intercambiador de calor entre el combustible y el aceite", se traduce como "intercambiador de calor del fueloil". Sí, del fueloil, esa sustancia pegajosa que se usa para las calefacciones de hace 60 años. Otro caso clamoroso es cuando traducen "the Aeromexico DC-9" o "the PSA 727" por "el Aeroméxico DC-9" o "el PSA 727" (DC-9 o 727 son el modelo de avión) cuando lo correctos sería decir "el DC-9 de Aeroméxico" o "el 727 de PSA", confundiendo modelo de avión con el número de vuelo.
Los líos con el alfabeto radiofónico son ya todo un clásico de la MalaTraducción™. Parece que resulta complicado de entender que "november" ha quedarse como "november" y no "noviembre", "uniform" no es "uniforme" y sobre todo "x-ray" no es, por favor, "rayos x". Sin embargo me encontré en un documental que la matrícula N600XL que dicho en alfabeto radiofónico en inglés es "november six zero zero x-ray lima" se traducía por "noviembre seis cientos por lima". Increíble...
Los aviones generan turbulencias cuando atraviesan el aire. Cuanto más grantes son, más turbulencias generan, y dado que esas turbulencias pueden afectar a otros aviones más pequeños, es preciso que en sus comunicaciones añadan la palabra "heavy" detrás del indicativo de radio o callsign. Aunque "heavy" podría quedarse como tal en la versión en español, en algunas ocasiones lo he visto traducido como "pesado", que aunque queda raro, mantiene el significado. Lo que no tiene ningún sentido es traducir "Delta 191 heavy" por "Delta 191 cargado". ¿Cargado de qué?
Las cuatro fuerzas que actúan sobre un avión en el aire son, en inglés "lift, drag, thrust, weight". O lo que es lo mismo, sustentación (o elevación) que la ejercen las alas hacia arriba y mantiene el avión "volando", resistencia, que es la fuerza que experimenta cualquier cuerpo que se desplaza por el aire, propulsión (a veces empuje), que se opone y contrarresta la resistencia y hace el avión avanzar hacia delante, y finalmente el peso, que se opone a la sustentación. Cuando estas fuerzas se encuentran equilibradas (sustentación-peso y propulsión-resistencia) el avión se mueve a velocidad constante. Esto lo aprendimos en el tema de Dinámica newtoniana en la asignatura de Física en la escuela. Lo que no puede hacerse es traducir "lift", que debería ser sustentación o elevación por "propulsión" como sucede innumerables veces, o "drag" por arrastre, cuando debería ser "resistencia".
Por último he querido dejar para el final un par de expresiones que nada tiene que ver con la aviación ni con errores de traducción, pero que da una idea del nivelazo (cáptese el sarcasmo) que tienen los traductores de National Geographic. Tradujeron "experienced" por "experientado" en vez de experimentado. Y la medalla de oro a la ignominia lingüística: "El capitán no se andó con chiquitas..." Agárrense que vienen curvas.
¿Qué viene a demostrar todo esto (que no deja de ser un botón de muestra particular del desbarajuste de traducción en general)? Simplemente que en este caso una institución como National Geographic que se toma muy en serio la producción de sus contenidos y a la que siempre había tenido en gran estima y como referente, tira por tierra todo este trabajo cuando lo que a mí me llega de National Geographic es un contenido de pésima calidad plagado de expresiones incorrectas e incluso con una calidad, no ya de traducción sino meramente lingüística absolutamente lamentable. La labor de traducción exige, y no digo requiere, digo exige, un importante esfuerzo de documentación, especialmente cuando se traduce sobre un ámbito científico o tecnológico en el que el léxico es fundamental. Evidentemente si se traducen erróneamente expresiones que podría traducir cualquier profesor de inglés de instituto, sería pedir peras al olmo que estos traductores se documentasen sobre el tema que estaban traduciendo. Lo triste es que ellos han cobrado por un trabajo que no merecería ninguna remuneración.
Y esto lo he descubierto en los documentales Air Crash Investigation gracias a mis conocimientos previos de aviación. ¿Sucede lo mismo en todos los ámbitos? ¿Me están colando en los documentales de National Geographic barbaridades semejantes en otras áreas en las cuales mi falta de conocimiento previo me impide descubrirlos? Ya no sé si me puedo fiar de National Geographic.