He recibido algunos correos preguntándome qué coño era eso del tirahuevos al que hacía referencia en el artículo sobre salvajadas infantiles. Bien, pues un tirahuevos es un arma de proyectiles, con un funcionamiento similar al de un tirachinas. Al igual que este, el tirahuevos consta de un elemento rígido mediante el que se sujeta el arma, y un elemento elástico que proporciona la tensión y potencia de fuego. No tengo fotos ni he encontrado por Internet. Quizá algún día me anime a volver a fabricar un tirahuevos y pondré fotos del proceso constructivo. Recuerdo que yo era muy buen armero.
La construcción de un tirahuevos es extremadamente sencilla. Se requiere un anillo de unos 3 ó 4 cm de diámetro. Sirve el aro interior de un rollo de cinta adhesiva, aunque los mejores son los construidos con la boca de una botella de leche de plástico. Si se hace con una botella de plástico puede recortarse dejando parte del abocinado lo que le da un aspecto de trabuco que no tiene otra función que la de amedrentar a la víctima cuando se la encañona. Como mi madre compraba la leche en Tetra Brik, yo me veía obligado a ir a la tienda a comprar una botella de litro y medio de leche, y bebérmela de merienda sólo para poder iniciar la fabricación. Además, necesitaremos un globo de fiesta (no sirven los pequeños para llenar con agua), y varias gomas elásticas. Se corta el globo de fiesta por su diámetro más ancho o ligeramente más cerca de la boca. Desechamos la mitad en la que se encuentra la boca y la otra mitad, con forma de cúpula o bombilla la abrazamos al aro de plástico asegurándola con las gomas a las que daremos muchas vueltas. Pero muchas, muchas.
El uso del tirahuevos es extremadamente sencillo. La munición más empleada son garbanzos secos, a los que previamente hemos mordido el característico pico que presenta esta legumbre. La razón de usar el garbanzo es que presenta una forma prácticamente esférica, lo que mejora la trayectoria. Las piedras presentan aristas que, al igual que el pico del garbanzo (por eso lo de morderlo) acaban por deteriorar, picar y romper la goma del globo siendo necesaria la sustitución. La rotura de la goma del globo en campaña es un desastre táctico, pues nos dejará desarmados a merced del enemigo. El tirahuevos es un arma de avancarga, es decir, se amuniciona y carga por la boca, como los cañones de los barcos piratas, vamos. Se introduce el garbanzo por la boca del arma, y mientras se sujeta la parte rígida con la mano izquierda, con la mano derecha agarramos el garbanzo a través de la goma estirando todo lo posible para aumentar la potencia de fuego al tiempo que apuntamos al blanco. Una vez seguros de no errar el tiro, soltaremos la tensión efectuada con la mano derecha y atenderemos satisfechos a los gritos de dolor de nuestro adversario.
He de decir que en las guerras de tirahuevos entre caballeros está terminantemente prohibido abrir fuego contra un enemigo caído. No obstante diré que yo tengo una cicatriz en mi muñeca derecha provocada por el vil Juan José Mateo Murúa que me hirió disparándome a bocajarro estando yo indefenso en el suelo tras resbalar haciendo un quiebro para huir del fuego enemigo. No llegué a perder la mano, pero jamás lo olvidaré. Por supuesto tampoco se puede disparar a los ojos porque pueden provocarse graves daños. El resto del cuerpo es un blanco válido.
Hay que tener en cuenta que el tirahuevos es un arma peligrosísima con la que podemos matar animales. El único animal que he matado en toda mi vida fue un ratón de campo al que disparé con mi tirahuevos de precisión y alta potencia sólo por ver si le daba. Y le di de lleno. Aquella tarde me la pasé llorando lamentando la muerte del pobre animalillo que tuvo la mala fortuna de darse una vuelta por allí y cruzarse con un gilipollas armado. Espero que me perdone allá donde esté. Ratoncillo, te juro que jamás he vuelto a matar nada mayor que un mosquito.
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