17 ago 2010

Metasolicitando...

Ibertrola es auténticamente KAFKIANA. Para hacer una solicitud hay que solicitar la solicitud, y además la citada metasolicitud es un obscuro documento que no está al alcance de nadie. Hay que solicitar que a uno le envíen por correo o fax (el correo electrónico no es una opción) la solicitud para solicitar el cambio de titular, ya que según me informa la amable señorita que me atiende "estuvo disponible un tiempo en la web, pero ya no está". Sin embargo aunque he solicitado la metasolicitud alrededor de media docena de veces, esta no llega nunca. Sin duda la dirección es correcta, ya que las facturas arriban religiosamente con puntualidad británica. Quizá están probando si realmente deseo con fuerza la metasolicitud, y sólo me la enviarán tras solicitarla una docena de veces. Es como intentar entrar en una logia masónica. No se puede dejar entrar a cualquiera que lo pida en un calentón. Lo que para el agua o el gas me ha llevado una llamada de 10 minutos, con Ibertrola se dilata durante semanas y semanas...

16 ago 2010

El porqué de la distribuciones del teclado

Acaban de anunciar en la radio que a las 12 desvelarían el misterio de la colocación de las teclas de un teclado de ordenador. "¿Por qué no están por orden alfabético, que sería lo lógico?" se quejaba un entrevistado, en el anuncio.

La respuesta, lejos de misteriosa, es muy sencilla y está relacionada con lo que llamamos la "backwards compatibility". Las teclas de un ordenador están colocadas así, porque es la misma colocación que en un teclado de una máquina de escribir. Y en un teclado de máquina de escribir tenían una colocación tan dispersa por una razón de ingeniería.

Por si no se recuerda cómo eran las primeras máquinas de escribir a finales del siglo XIX, recordaré que consistían en una serie de varillas con un macillo en la punta de cada una, en el que estaba el tipo, o letra a imprimir. Las varillas estaban dispuestas en forma de media luna, de tal manera que al moverse, todas confluyesen en un punto, que era el punto en el que debía escribirse el siguiente carácter.

Al pulsar una tecla, la varilla correspondiente era lanzada contra el papel, volviendo luego a su posición mediante un muelle con un contrapeso. Este movimiento de vaivén requería cierto tiempo, y provocaba que, si se escribía a gran velocidad, pudieran confluir dos varillas en su recorrido, quedando trabadas e interrumpiendo la escritura, teniendo que deshacerse manualmente el atasco. Esta situación era más probable cuanto más cerca se situasen ambas varillas. Dado que la posición de las varillas estaba directamente relacionada con la posición de las teclas, se resolvió que era más operativo separar lo más posible aquellas letras que eran más usadas, para disminuir la probabilidad de confluencia, y del consiguiente bloqueo. Esta distribución, de hecho podía variar (y varía), en función del idioma que se hable, ya que como es lógico, hay determinadas letras que son más frecuentes en unos idiomas que en otros. Así, nació la disposición QWERTY (por las letras de la parte superior izquierda del teclado), nacida en los países de habla inglesa, y usada en la mayoría del resto de países, incluida España. Alemania creó su distribución QWERTZ que respondía mejor a sus necesidades, así como Francia se decantó por una distribución AZERTY.

Con la aparición de las últimas máquinas de escribir, las de margarita, y las electrónicas (que no tenían varillas), el problema del bloqueo de las mismas ya no se daba, pero una vez se habían creado hábitos de escritura, y había academias de mecanografía por doquier, no parecía lógico cambiar la disposición del teclado. Al aparecer y popularizarse la informática, la disposición de teclado se heredó directamente de las de las máquinas de escribir. No parecía muy lógico reeducar a todos los mecanógrafos a usar una nueva forma de escritura.

Además de las mencionadas, hubo (y hay) otras disposiciones de teclado, como la Dvorak, adorada por sus usuarios, pero esto es otra historia.
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