Reciclad, reciclad malditos. Haced vosotros el trabajo sucio y ¡ay del insolidario que no lo haga! Ése será señalado con el dedo por el resto de vosotros. Separad la tonelada de envases que llega a vuestra casa, sin la que, no sabemos cómo, hace 30 años podíamos vivir. Cristal, papel, aluminio, plástico, pilas, poliestireno... Y que ahora os meten os guste o no con presentaciones monodosis de 3 lonchas de queso o media docena de rodajas de chorizo. Y así, generad cada día una bolsa de basura descomunal de cada tipo de residuo. Porque en vuestras casas de tamaño por encima de vuestras posibilidades podéis almacenar
n cubos de basura para
n tipos de residuo. Por supuesto, id a depositar cada bolsa de basura en su correspondiente contenedor que, ¡oh, sorpresa! no siempre estarán juntos y tendréis que hacer una
tournée por el barrio para deshaceros de vuestra mierda. Llegados al cacharro del color que corresponda veréis que vuestra bolsa portadora de una ingente cantidad de residuos, de nuevo ¡oh, sorpresa! no cabe por el ridículo agujerito practicado en la tapa. Así que en mitad de la calle, de día o de noche, llueva, nieve o haga sol, abrid la bolsa y empezad a sacar vuestra maloliente basura llena de mierda para depositarla religiosamente en cada contenedor por el minúsculo agujerito, latita a latita, botellita a botellita, como quien mete el óbolo de la colecta dominical. Si os cortáis con una lata o con un cristal roto que llevan dos o tres días cultivando microorganismos dentro del cubo de basura, es vuestro problema. Es vuestra responsabilidad.
Es vuestra culpa. Porque, no lo neguemos, sois vosotros, ciudadanos, los que tenéis la culpa. Desde la crisis económica hasta de cada bolsa de plástico que acaba en el monte. Siempre vosotros, ciudadanos de mierda.
Y aún os venderán que no queda más remedio. Y aún os venderán que es todo por amor a la naturaleza. Porque desde el fabricante de envases hasta la planta de procesado de los mismos, pasando por el camión de recogida, el fabricante de los contenedores, y por supuesto todos los empleados que hay en el camino, no cobran ni un duro por su labor ese proceso. Todo se hace gratis. Es todo por amor a la naturaleza. Porque
la producción de envases y su correspondiente tratamiento posterior (previa meticulosa separación por parte de vosotros, ciudadanos)
no es un negocio. Claro que no.
Reciclad, reciclad malditos...