La convocatoria del #15M estaba basada en el hartazgo de una política alejada de la ciudadanía. De una política con la que un gran sector mayoritario de la sociedad no se sentía representado. Cuando acabó la manifestación en la Puerta del Sol y algunos decidieron acampar, los medios empezaron a preguntarse y preguntarles qué reclamaban. La respuesta inicial fue muy ambigua y vaga y eso generó una imagen de que los acampados "no sabían lo que querían".
Ya el lunes 16M discutí con @undivaga y @ambientologa en Twitter que sería interesante que, al margen de todo, y viendo el apoyo popular conseguido, se materializase un partido de ideología horizontal, encaminado a conseguir muchas de aquellas las cosas. ¿Por qué decía yo esto? Porque se percibía una pléyade de peticiones algunas de corte político y otras de corte social, que eran difícilmente conjugables.
Hoy, siete días después del inicio del movimiento y con un apoyo que ha crecido día tras día, veo que se está persiguiendo una quimera irrealizable. La lista de peticiones es cada vez mayor y empieza a perderse el norte.
En mi opinión, la petición lógica podría ser:
- -Modificación inmediata de la Ley Electoral y la Constitución para conseguir una democracia representativa real. Es un insulto que el voto de una persona no tenga NINGÚN valor, como sucede en numerosas ocasiones con circunscripciones con pocos diputados.
- -Eliminación de imputados en las listas electorales.
- -Obligatoriedad de las listas abiertas.
Son peticiones que nada tienen que ver con el "color" político, sino que son peticiones que convergen en la mejora de la salubridad política y democrática. Además, son peticiones que no forman parte de la espina dorsal del programa de ningún partido político, y por añadidura son peticiones (sobre todo la primera) a las que los dos partidos con capacidad de gobierno nunca han hecho demasiado caso.
La primera porque les afecta, y es impensable que legislen contra sí mismos. No se puede cambiar un sistema utilizando el sistema. Porque el sistema está blindado contra los cambios. Aunque a ambos partidos puede interesarles una mayor representatividad (al PSOE porque IU tendría más representatividad y ganaría el bloque de la izquierda y al PP porque perderían peso los siempre insidiosos nacionalismos regionales), también es cierto que a ambos partidos les perjudicaría en alguna medida (al PSOE porque pedería mucho voto robado a IU con aquello del "voto útil" y al PP por un aumento del sector izquierdista). Por tanto ambos recurren a aquello de "virgencita de mi vida, que me quede como estoy", aunque ello suponga tirar a la basura la decisión electoral de cientos de miles de españoles, lo cual al margen de la política, es una desfachatez moral.
La segunda porque ambos partidos tienen gravísimos casos de corrupción y han mostrado una gran desfachatez a la hora de minimizarlos, obviarlos o ignorarlos, por lo que no puede esperarse de ellos que hagan algo que manifiestamente no están haciendo ya, y que podrían haber hecho de haber querido.
La tercera porque los partidos (y en esto, cuanto más grandes, más se da) se han convertido en cotos de caciquismo rayano en la mafia (y lo sé de primera mano) donde no impera el más preparado ni el que más ideas aporta. Y creo que sería muy higiénico poder votar a aquel que a cada uno en concienca le inspire más confianza, y no al botarate que se ha apoltronado en la secretaría general o presidencia del partido de turno.
Para llevar a cabo estas tres peticiones no podemos contar con ninguno de los dos partidos mayoritarios, no porque sean peticiones "de izquierdas" o "de derechas" (personalmente creo que son acromáticas), sino porque a ellos mismos no les interesa ya que eliminaría la cómoda partitocracia en la que se han instalado. Por eso veo lícito que sea una petición directa del pueblo, ya que se ha demostrado inalcanzable por vía electoral.
Al margen de esto, y una vez se hubiese conseguido sanear el sistema democrático haciéndolo más plural y representativo, sí podría ser una opción viable crear el citado partido político horizontal con el resto de opciones que pueden ir desde garantizar el derecho a la vivienda hasta el cierre de las centrales nucleares, pasando por un pacto de estado por la educación o romper el concordato con la Santa Sede, peticiones todas estas que sí pueden tener más tinte político y menos social, y para las que quizá no haya un apoyo tan pleno.