Mi apreciada y nunca bien ponderada señora González-Sinde, presunta ministra de Cultura o ministra de presunta cultura. La escuché ayer decir que "lo importante de la sentencia del tribunal de la Unión Europea es que reconoce el derecho de los autores a cobrar por su trabajo".
Bien. Puede que su poco alcance analítico (sólo igualado por su escaso alcance político) apenas le permita hacer un análisis tan superficial a la par que torticero. Porque lo importante de la sentencia del tribunal de la UE no es que los autores tengan derecho a cobrar por su trabajo, lo cual es una perogrullada en la que entidades de gestión, usuarios y hasta los propios autores, estábamos todos de acuerdo. No. Lo importante no es aquello que nos han repetido machaconamente desde el primer día. No, señora Sinde. Déjeme que le eche una mano a la hora de valorar este tipo de noticias. Lo importante aquí es que al fin un estamento de autoridad se ha alineado a favor de los usuarios, en contra de un impuesto revolucionario, a todas luces injusto, inconstitucional (por cuanto agrede a la presunción de inocencia), y recaudado y gestionado por una entidad privada no sometida a auditoría pública, cuyas cuentas nadie conoce. Algo que a usted, como representante de los ciudadanos debería escandalizar, y si no es así, da que pensar sobre qué contraprestaciones habrán tenido sus amigotes de la SGAE para con usted.
Así que ya sabe lo importante de la sentencia. Lo importante no es lo cotidiano. No es que esté escrita en una lengua europea en vez de en arameo galalaico, ni que sea pública en vez de ser un arcano misterioso. Y tampoco que afirme que los autores tienen derecho a cobrar por su trabajo, que es una perogrullada como las anteriores. Es que nos han venido cobrando a los usuarios un canon injusto, y por fin la Unión Europea les ha dado con la vara a las entidades de gestión y a quienes las apoya, como usted, señora ministra.
Subproductos y diarreas mentales producidas por diversos excesos de índole cognitiva.
22 oct 2010
5 oct 2010
Y si los ha entrenado Venezuela, ¿qué?
¿Qué pasaría si los etarras hubiesen recibido adiestramiendo con la colaboración activa o pasiva del gobierno venezolano? Nada. No pasaría nada. Ni España es EE.UU. ni Venezuela es Afganistán. Si Venezuela fuese un foco de terrorismo etarra el ministro de exteriores de turno (en este caso Moratinos) se quejaría en la televisión, y diría que no hay derecho, que Chávez es muy malo, y ya está. Exactamente igual que cuando hay problemas con Marruecos. España es un país calzonazos, como el niño al que en clase todos le mojan la oreja y no hace nada, y se resigna, o incluso le ríe la gracia a quien le humilla. Y eso no depende de quién gobierne aquí. Es una especie de lacra inherente a la condición de ser español. Porque España es un país que vive de quejarse, y si te impones, no te dan soplamocos, y si no te dan soplamocos, no tienes de qué quejarte.
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