Resulta que paseando por Facebook me he encontrado un grupo (no sé si llamarlo de presión) llamado Catalonia is Spain. La cuestión es que a pesar de la declaración de buenas intenciones que se hace en la presentación del grupo, el mero nombre del mismo me rechina.
En teoría el grupo promulga la no exclusión del sentimiento nacionalista español y el sentimiento nacionalista catalán (lo cual es un sinsentido en sí mismo, ya que todos los nacionalismos son excluyentes por definición).
La verdad es que incluso podría entender hasta cierto punto y no sin cierto esfuerzo, la creación de un grupo así desde la propia Cataluña, por algún grupo de catalanes no catalanistas que se viese hostigado por un nacionalismo catalán creciente que supusiese una amenaza o menoscabo de su sentimiento españolista. Pero no. Este grupo está fundado por dos hermanos de Murcia, e integrado por gente de toda España. ¿Toda? No, un grupo de irreductibles catalanes resiste ahora y siempre al imperialismo fascistoide y homogeneizador. Porque catalanes, al menos yo no he visto ninguno.
La verdad es que si los nacionalismos los entiendo poco, los imperialismos mucho menos. Pretender que una tierra en la que uno no vive, y a la que no pertenece se rija por los criterios propios sólo porque a uno le apetece es absurdo. Yo puedo decir “Egypt is Spain”, crear el grupo de marras y reclamar que Egipto pertenezca a España porque así no tendría que cambiar mis poderosos euros a una moneda tan cutre como las libras egipcias. Y además así, cuando vaya allí de vacaciones, seguro que me encuentro los monumentos mejor conservados de lo que están. A fin de cuentas, la voluntad de los que viven allí, no cuenta. Yo lo reclamo desde aquí.Y como motivo de reclamación es tan absurdamente válido como que en los libros de Historia pone que Cataluña viene perteneciendo a España desde hace siglos. Más que nada porque la Historia es lo que ha sucedido en el pasado, pero no puede dictar nunca lo que ha de pasar en el presente.
El imperialismo implica la acaparación de territorios, ya sea en base a la Historia, ya sea en base a cualquier otra excusa, pasando como una apisonadora por encima del criterio, voluntad o derechos de quienes habitan dicho territorio. Esto, que ha sido una constante a lo largo de siglos, hoy en día parece tener cada vez menos sentido, si bien hay gente lo suficientemente cerril como para obstinarse en dicha actitud.
Cataluña será parte de España siempre y cuando los propios catalanes así lo quieran, ya que ellos son y han de ser dueños de su propio destino. Porque las personas, y su libertad, debe estar siempre y sin excusa alguna por encima de los libros de Historia, o sentimientos rancios de nacionalismo excluyente.