Es alucinante el revuelo que ha organizado el hecho de que dos periodistas se hagan pasar por curiosos millonarios, y hayan pagado a un chófer del palacio de Buckingham para que les enseñe el parque automovilístico real, e incluso sentarse en el coche de la reina de Inglaterra. Pero no he visto ni un solo análisis acerca de la mierda que debe de cobrar el chófer real, para dejarse sobornar por 1.000 asquerosos euros...
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